martes, 20 de noviembre de 2012

LA PELUQUERIA DE ABRAHAM


LA PELUQUERÍA DE ABRAHAM

Los sábados no había que madrugar así es que podía estar hasta las tantas metido en la cama pero no sé cómo me las apañaba que sucedía todo lo contrario y a las nueve y media estábamos con el ojo abierto mi hermana y yo. Ese día mi padre , en lugar de hacerlo a medio día ,encendía la calefacción por la mañana temprano ya que pasábamos más tiempo en casa y le echaba carga doble de carbón. Cuando despertábamos, la casa estaba calentita y comenzaba el maravilloso ritual del baño. Aquel era uno de mis momentos preferidos de la semana ,principalmente porque era "solo uno" a la semana (se conoce que nos ensuciábamos  menos), y en casi todas las casas era o el viernes antes del Un, Dos, Tres o el sábado antes de Sabadabadá.




Mi madre llenaba hasta la mitad aquella bañera rosa y nos metía a mi hermana y a mí allí a enjabonarnos el cuerpo y dejarnos más limpios que una patena, (aquello de la patena me sonaba a mi a chino, hasta que años más tarde me metí a monaguillo y descubrí el significado de aquel “palabro”). A mí me gustaba ver como mi hermana disfrutaba del agua y chapoteaba como un pato poniéndolo to perdío y cuando terminaban con ella mientras la secaban y le echaban sus cremas y sus potingues, yo abría el grifo del agua caliente , llenaba un poco más la bañera y gozaba como un enano echándome agua por la cabeza con un cubete rojo de esos que se utilizan para jugar en la playa. ¡¡Lastima de cubo, nació y murió sin ver el mar, el pobre no salió del cuarto de baño!!.




Y allí estábamos los dos en el comedor frente a la tele en blanco y negro tapándonos con las faldas de la mesa y chupándonos el programa de Torrebruno con los tigres los leones , el pinchadiscos Horacio y todo lo que nos echasen por la caja tonta. A mi me gustaba comerme un buen bocadillo de sobrasada o de foigrás y luego remataba la faena con un vasejo de leche con colacao y debajo del mueble de la tele solía haber cuando se acercaban las fechas navideñas una bandeja con pastafloras, mantecados y royetes de anís…y yo que estaba en edad de crecimiento , me “empleaba” en la bandeja hasta que mi madre se percataba y los recogía  con la excusa de que se me quitaría el hambre a la hora de comer…han pasado treinta y pico años y a mi el hambre de la hora de comer “ no se me pasa ni patrás”!!!!!
-Anda (decía mi madre), vete a hacerle una visita a tu padre a la peluquería y te fijas como trabaja ,que es como más se aprende, mirando mucho-
La mujer intuía que no me iba a tirar ni por la física cuántica ni por las ciencias matemáticas…¡¡Vaya que lo que es astronauta como que no me veía!!! Y me mandaba a la peluquería de mi padre que por otra parte era uno de los sitios donde yo era el hombrecillo más feliz del mundo.
Hacía frío , mucho frío , pero en la peluquería de Abraham había otra temperatura , otro clima y otra atmósfera.




 Lo que más llamaba la atención de aquel ambiente era el humo, un humo que se podía cortar, pero no solo era el humo , era también la humedad que provocaba la estufa de butano, una de aquellas estufas catalíticas de butano (una super-ser) que producían una humedad espantosa, las paredes estaban pintadas de pintura plástica brillo para poder fregarlas y en los días de mucho frío con la condensación de la humedad, aquella pared chorreaba que parecía una sauna turca!!.


Yo entraba a  aquel pequeño local que no tendría más de 10 ó 12 metros cuadrados y me envolvían aquellos aromas tan fuertes y peculiares remezclados…olía a jabón de afeitar , a estufa de butano ,a tabaco negro, a humo de puros, a la humedad del pelo cortado acumulado en el cajón de madera, a masaje de afeitado Floid, a polvo de talco, agua de colonia, periódicos , caramelos de la tos, paños limpios para el afeitado….una mezcla que se convertía en un solo olor y era la mezcla de todos ellos..









La peluquería tenía seis o siete sillas para esperar y los sábados por la mañana todas estaban ocupadas por hombres que iban a cortarse el pelo, hacerse el cuello o afeitarse. Yo entraba a aquel pequeño local y antes de que se me ocurriera dar los buenos días un hombre alto que estaba de pié fumando un ducados le decía a mi padre. –maestroooo ya tienes aquí al ayudante!!. Mi padre tenía la navaja en la mano y estaba afeitando a un hombre vestido de negro, un señor con la cara llena de espuma y cuya identidad iba yo adivinando a cada pasada de la navaja .
-Ea pues si algún día quiere ya sabe dónde tiene un sillón para él!!!.
Y así es , allí estaba aquel sillón vacío que en otro tiempo no muy lejano fue utilizado por oficiales de peluquería que ayudaban a mi padre y que con el paso de los años y el adelanto de las cuchillas de afeitar domésticas sería retirado a un rincón de la peluquería y su asiento se llenaría de números atrasados del ABC. 


(es el sillon de la foto restaurado)


El hombre del ducados se agachaba y me repizcaba el moflete…-¡¡tú de mayor cirujano, lo que yo te diga , que yo me codeo con ellos y esos sí que ganan dinero!!-. Aquel señor alto del cigarro inapagable era Goyito “el de las ambulancias”, y siempre me insistía con lo mismo , que me hiciera forense, o cirujano…bastante sabía yo lo que era eso.
-Pues hombre si se hace cirujano menuda alegría para la familia , pero no te pienses que si sigue con la tradición tampoco me va a dar coraje Goyo!!! - decía mi padre-
Giraba el sillón ,echaba masaje de afeitado en la cara del cliente, le daba a la palanca con el pié e incorporaba el sillón que estaba en posición de afeitar, quitaba el paño de cuello y el cliente se levantaba, era un señor alto , vestía pantalón negro, camisa blanca , chaleco negro, se metió la mano en el bolsillo y saco un billete de cien pesetas para pagar, luego busco en un bolsillo y sacó un reloj de cadena, lo miró se acercó a la percha y cogió su sombrero negro y se lo puso…-Ale aquí os quedáis, hasta el lunes maestro!!! . –A pasarlo bien Julian- , respondía mi padre. Aquel señor era Julian Lara , otro incondicional de la peluquería.
Aquel era un lugar de tertulia y siempre había alguien no solo para cortarse el pelo , ni afeitarse , sino como mero lugar de encuentro…Recuerdo a algunos clientes y tertulianos como Julian Lara, Goyito, Juan José Romero, Paco Diaz-Carrasco "el serio", Fortuna, Timote, Rafael “el bendito”, Efren ,Marianito, Manolo Plaza, "Matietas"  Diaz-Carrasco, Antonio el carbonero, Toldos…Allí se discutía de toros , de futbol, se hacían tratos , se vendían coches, se compraban viñas, se hablaba  del tiempo , se corría la voz de quién se había muerto y por supuesto (con Goyito por allí), de quien había nacido.
Cuando pasaba un buen rato y me aburría, hacía mi recorrido por los comercios vecinos de la zona; Al salir de la peluquería a la izquierda estaba el almacén de la Mahou y muchos días en la puerta estaba Antoñico , algunas veces me pasaba al almacén lleno de cajas de Mahou, Pepsi y Mirinda y me daba alguna cosa, un abridor de chapas , un póster de fútbol, un calendario…Muchas veces en la puerta aparcaba un camión enorme de cajas o barriles de Mahou y allí entre “chimeneas” y algún amiguete se lo descargaban ( a mano), en un santiamén. A la derecha de la peluquería estaba Jose Vicente Moya en su pequeña tienda vendía todo tipo de perfumes , cremas , maquillajes , pintalabios, y demás artículos destinados al público fémino, también creo recordar vagamente a su suegro que muchas veces estaba con él y tenía un carrillo con el que llevaba paquetes, Jose Vicente siempre me decía alguna cosa y en verano casi siempre caía un balón de Nivea!!.



Más adelante había una puerta abierta casi siempre en la que se abría un patio que daba a una vivienda y por una escalera se subía a la consulta de don Andrés Navajas. Los sábados se llenaba la clínica del dentista de gente del pueblo y de forasteros de pueblos vecinos, que venían. Yo nunca llegué a subir arriba pero he oído hablar mucho  de ese lugar por lo pintoresco que era. Y a la derecha del patio vivía una señora , la "Carmen de Angulo" le llamaban y vendía joyas y relojes aunque no tenía establecimiento dedicado a ello , era como un negocio de ratos libres.
 Después de este portal estaba la confitería de Andrés , a mí me gustaba ir allí , me gustaba el olor que aspirabas cuando entrabas en la tienda , siempre estaba allí Pepe Andrés y su señora La Rosa , yo pegaba la nariz a los cristales y miraba aquellos dulces y no sabía cuál elegir y tras aquellos manjares se encontraba una estancia un saloncito con un sofá y una tele desde  donde un pequeño Juanfer me saludaba!!. La señora Rosa agachaba la cabeza y me miraba por encima de sus gafas. -¿Qué, te has decidido ya?...uf yo me comería todos, pero al final…-Deme un riñón- Ella lo cogía con las pinzas lo ponía en una servilleta de papel, yo lo cogia , lo olía y le arreaba un bocao bien grande…--mmmmm que explosión de sabor ese bizcocho estaba borracho ,jugoso y tierno , sabía a bizcocho, licor coco y chocolate todo junto y yo me volvía loco y salía de la tienda en completo éxtasis, mis preferidos eran los riñones y los corchos, pero había pezuñas, bambas, troncos, san Marcos, palmeras, milhojas (que eran devoradas en tiempo de vendimia por las forasteras),pastas de te, y otro de mis favoritos , los bocaditos de nata!!!.




Siempre había alguna dependienta, cuando yo era muy pequeño recuerdo a Isabel y luego estaba la Goya , pero a la que con más cariño recuerdo es a Laura Rosillo que con su largo pelo despachaba a diestro y siniestro sin perder nunca la sonrisa!!...
Tras eso, me acercaba a la tienda de regalos de la Vicenta y me asomaba por los cristales, ahí podías ver desde una percha de esas de peluche para una habitación infantil, hasta una alfombra ,pasando por figuras de porcelana...etc, etc, etc...era como la tiendas de los chinos, pero sin chinos y hace treinta y pico años!!!
Volvía a la peluquería, -papá dame dinero pal pastel- le decía con la boca llena de riñón!!!..-Ya verás , se te va a quitar el hambre a la hora de comer-
-Que manía con que se me quita el hambre-…si me comía otros cuatro pasteles de buena gana!!!
¡¡Voy a ver a la prima!!!...esa era la última visita.
Cruzaba la calle adoquinada y entraba en la pequeña papelería de  Aurori, allí estaba mi prima con sus bolis , sus libros , sus folios, grapas , gomas, cuadernos y cartillas y sus fotos de Miguel Bosé, y su música también de Miguel Bosé!!...Y allí me pasaba otro rato bacineándolo to y hablando con mi ella de tonterías -¡que bien me caía la Aurori !-
Hasta que llegaba la hora de comer y me iba con mi padre de la mano a mi casa, por supuesto a comer , porque yo lo de comer eso si que no lo perdonaba.  

jueves, 26 de julio de 2012

OLOR A COSO VIEJO


Cada vez que paso por el Coso Viejo y veo los grandes árboles que hay allí , recuerdo el día en que los plantamos un grupo de alumnos encabezados y dirigidos por Don Francisco Onteniente.
 Me parece que fue ayer y ya han pasado más o menos treinta y tres o treinta y cuatro años. Algunos de estos árboles que no eran más altos que nosotros, cogieron tal volumen que los tuvieron que arrancar y casi todos los demás siguen ahí viendo cómo pasa el tiempo.
 Allí, ahora no se dan clases de enseñanza , creo que hace de escuela de música y clases de diversos fines, pero hace treinta y cinco , y cuarenta, y más y más años a las nueve de la mañana aquella “pista” del patio de recreo era un hervidero de chiquillos y chiquillas que formaban por clases en fila de a uno para entrar  al cole ordenadamente, los más mayores gastando alguna broma y los más pequeños canturreando una monótona canción que casi aún llega a mis oídos…¡¡¡A la fiiii-laaa, a la fiii-laaa!!!, todos desfilábamos cera “alante” al cole ,por detrás de aquella estatua de Don Pedro José del Amo y como hormiguillas nos distribuíamos por las diferentes aulas, los más parvularios en la planta de abajo y los “mayores” en las dos restantes superiores.
 Mientras nos íbamos colocando en nuestras mesas , los maestros (Doña Elvira, Don Julio, Doña Elisa, Don Francisco, Don Venicio, don Leonardo, Doña Maria José, don Isidro ó Isidoro -son algunos de los que recuerdo-) se echaban un cigarrete, no porque estuviese prohibido fumar en las aulas , sino por echar una última “charlailla” y enfrentarse a aquellos grupos de escolares que formaban las clases de algunas veces más de cuarenta alumnos.
Transcurrido un rato cada maestro entraba en su clase, y el griterío se iba apagando hasta “no oírse una mosca”, se cerraban las puertas y aquellos jóvenes que a nosotros nos parecían tan mayores ,se empleaban en la ardua labor de convertirnos en los hombrecetes y mujercitas del futuro. Cada clase se iniciaba “pasando lista”, y el listado de compañeros de mi clase era el siguiente:

Alarcón Clemente Jose Alberto
Alcolea Jiménez María del Carmen Cortes
Antequera Espadas Adrian
Brazález Aro Pedro Antonio
Cantero Bonilla Rosa María
Del Coso Alarcón José Carlos
Delgado García Margarita
Giménez López Luisa
López Alcolea Montserrat
López Garrido Jorge Santiago
López Morales Juan Pedro
López Martínez Francisco Javier
López-Osa Escudero Blas César
López Romero Ana Isabel
Manzaneque Villajos Francisco José
Mateo Almansa Ana Isabel
Mena Alcolea María Teresa
Morales Bonilla Mari Cortes
Moreno Casellas Elvira
Mota Cobo Julian
Moya Morcillo Maria Teresa
Mulet Alcolea Jose Manuel
Muñoz Pernía María José
Navarro Torrente Miguel Ángel
Onteniente Calero María José
Peláez Mena José Luis
Plaza López Alberto Ramón
Requena López Marta
Salmerón Campos Loreto
Sánchez García Rosa María
Sánchez López Jesús
Santos Muñoz María del Mar
…pues sí, aunque no lo creáis esa era la lista de los compañeros de clase , aquellos primeros compañeros que hace treinta y pico años pasaron a formar parte de mi vida y con los que todos los días y durante muchos años compartí mis vivencias, mis experiencias, mis estudios..aquella era mi familia del cole, y aunque parezca mentira, no me ha hecho falta mirar ningún archivo ni llamar a nadie para recordar todos los nombres y apellidos de cada uno de ellos…a decir verdad, me falta por recordar los apellidos de Benito, y de otro Miguel Ángel, al que llamábamos Miguel Ángel “el grande”, y que como podréis imaginar se debía a que el otro era más pequeño!!!...quizás se me olvide alguno pero creo que he hecho memoria y están, si no todos , casi todos. También estaban los alumnos pasajeros que no compartieron todos los cursos, como Manuel Giménez Sahuquillo, Gerardo Trillo Aranda o Paquita , aquella sobrina de don Sebastián a la que no he vuelto a ver.
Cuando publique este relato seguro que algún “descarriado” aparecerá y me diré ¡¡Coño, como se me ha podido olvidar!!!..espero que no sean muchos.
Don Francisco Onteniente pasaba lista , todos los días. Y al cabo de los días que se convertían en semanas, en meses , en años… aquella monótona lista se fue metiendo en mi cabeza, y al final del nombre cantado, una vocecilla respondía con un “presente” en su mayoría , o en su defecto algún “servidora” (las menos)…y si no ,algún compañero alegaba el motivo de la ausencia: “no ha venido porque tiene anginas”,  “se ha ido a ensarmentar con su padre”, “ esque se ha muerto su abuela”,o simplemente nadie sabía a qué se debía la ausencia del nombrado.
Algunas veces , alguien llegaba tarde y pasaba corriendo. Entonces el profesor aplicaba la ley:  -¡Vamos a ver! ¿esque  nadie te ha enseñado a llamar a la puerta?..venga venga, sal y vuelve a entrar como se debe!!- .. y se repetía la acción pero en este caso ya con el protocolo correspondiente:  toc toc, -¿se puedeeee? , -si hombre si, venga, venga ,pasa y siéntate-.
-Don Franciscoooo!!, es que dicta muy deprisa y me he perdío!!!-
-Don Franciscoooo!!¿¿ puedo ir al servicio??...ya has ido hoy tres veces …¿¿que pasa que esque tienes “mal de orina”??-
-Don Franciscoooo!! cuánto falta pal recreoooo!!!??-
-Don Franciscoooo!! “pacá”, Don Franciscoooo!!! “payá”-…hasta la coronilla tenía que acabar don Francisco….¡¡¡Madre mía que buena le tenía que estar a ese buen hombre la cerveza cuando se sentase en el sillón de su casa "tranquilico"y se olvidase por un momento de aquellos treinta y pico energúmenos que le desgastaban el nombre!!!!
-Don Franciscoooo!!! es que esto no lo entiendoooo!!-, a veces el hombre perdía la paciencia y soltaba: -Este viernes le vas a decir a tu madre que cuando vaya al mercadillo te compre unas “entendederas”!!!-
Recuerdo aquellos olores inolvidables, a los libros de texto nuevos, al plástico con que los forrábamos ayudados de nuestra madre, a la viruta de los lápices al sacarles punta, a la goma de borrar Milan, aquel olor a colonia de la compañera de clase y a algún compañero que olía a humo,- pues no en todas las casas había calefacciones, y el olor de la lumbre se pegaba dejando aquel característico olor a “ratón”-…aquel aroma a plastilina, a rotulador carioca, a mochila, y a bocadillo  de pamplonica, aquel olor a sudor después de hacer gimnasia, a cromos, a humo de tabaco, (los profes podían fumar)…en fín aquel olor a cole…a Coso Viejo!!






-Vamos a ver ”fulanito”- (clamaba don Francisco)- ¿¿por que no has hecho los deberes??-, aquello si era imaginación, ¡¡la de mentiras que se podían decir!!!...lo más normal era el clásico “se me ha olvidao en mi casa”, vamos a ver , vamos a ver - decía don Francisco-, eso es como si tu padre se va al campo y se deja en casa el azahón!!!.
Excusas increíbles a la pregunta ¿Dónde están los deberes?: “estuve tooooooda la tarde en el médico”, “mi hermana pequeña me los rompió” ,”no se lo va a creer usted pero se los ha comido mi perreta”, “se me ha caído la sopa encima y los tuve que tirar”, pero sin duda la más buena la tuvo un compañero de familia humilde al alegar que se había dejado los deberes “encima del piano”,¡¡¡ jooooder que capacidad de improvisación, yo creo que en esos casos, don Francisco cuando estuviese solo en su casa se tenía que mear de la risa!!.. ¡¡y yo me imaginaba aquellos deberes olvidados encima de un gran piano de cola reluciente!!...y también me meaba de la risa!!!
Otra vez una amiga llevó un pájaro y se le escapó, tuvimos que retirar todos los muebles para encontrar el pobre guacharete que estaba más asustado que un gorrino en una noria!!,¡ aquello era pa verlo!, cuando estábamos a punto se cogerlo, alzaba el vuelo y se iba a la otra punta del aula volando sobre las cabezas de las chicas que gritaban, y mientras don Francisco detrás del pájaro , diciendo su típica frase de cuando empezaba a perder los nervios: ¡¡¡Madre mía del Pilar!!!.
Mil recuerdos pasan por mi cabeza:
 Los cumpleaños en casa de Montse jugando entre los remolques , que se nos hacía de noche, lo bien que dibujaba Manzaneque, lo “aplicá”que era Tere Moya, el día que Miguel Ángel le dio una patá en las pelotas a Carlos recién operao de fimosis, las visitas a la imprenta del padre de Adri y aquellos calendarios de “mujeres de moral distraída” que le “cogíamos prestados”,










,los ratos que pasábamos jugando en el recreo corriendo y dándonos en el culo como si fuésemos subidos a caballo, la patrulla de Carlos y de Loreto, los cumpleaños de Cesar  y Jose Alberto, con esas tartas de galletas y chocolate que hacían la Virginia y la Joaquina y aquellas catas de tulicren, 







aquellos cumpleaños de la guapísima Margarita con su prima “Rosamari” y Olga, remojando las patatas fritas en la cocacola y en la mirinda y la Isidra que nos inflaba a bocadillos -¡¡comer comer no os quedéis con gana hijos mios!!-, aquel año en que Carlos empezó el curso contándonos que había tenido un hermanito, Brazalez y Jordi los porteros de los equipos de futbol en los que casi nunca jugué, las carreras de la semana de convivencia que siempre ganaba Juampi, los recreos con “Pelaceta”, Julianín, Miguel Ángel el pequeño, las coreografías que preparaba Doña Elvira con Elvirita las dos Maria Josés y las demás chicas, el día en que don Francisco se compró el  Seat 131 supermirafiori y su hija nos lo enseñó por dentro..¡como olía a nuevo!,



 aquellos concursos de fin de curso emulando el Un, Dos, Tres y María José Muñoz ,imitando a Maira Gómez Kenp, ese pelo negro brillante de Ana Mateo que tantas veces se sentó a mi lado en la clase o aquella risa contagiosa de Ana López Romero (la flor y el sombrero, añadía ella), aquella cartera de pana de Marimar, aquellos primeros días en los que mi hermana comenzaba a ir al cole y yo durante el recreo la buscaba para ver si estaba contenta ,aquellos viernes de marzo todos en fila y de la mano para ir a besarle los pies a Jesús,






 aquella primera excursión a Cuenca y aquellas lagrimillas que se le escaparon a algunas madres cuando el autobús partía, el reparto de caramelos, mesa por mesa, cuando alguno cumplíamos años, la visita a la emisora, para ver como se hacía la radio, aquella “lloraera” que cogían algunos cuando iban a vacunarnos a las clases ,en fín, recuerdos, recuerdos y más recuerdos, casi todos buenos … podría estar contando mil anécdotas y mil cosas que nos pasaron y que vivimos, y de todos y cada uno de mis compañeros guardo algún pasaje, alguna anécdota, alguna frase o recuerdo entrañable, por pequeño que fuera….¡de todos!.
Comencé en el Coso Viejo con 4 años –creo-, primero tuve una maestra que se llamaba Doña Mercedes, una señora muy morena, que si te portabas mal te arreaba un palmetazo en la mano, y si hablabas mucho te ponía una lengua gigante de cartón atada con una goma , para que los demás se riesen de ti, (eso hoy en día hubiera traumatizado a cualquier niño y hubiera salido la profe en la tele) yo gracias a Dios no tengo pesadillas ni he arrastrado ninguna secuela, aunque a decir verdad no guardo buenos recuerdos de aquella señora. Luego tuve a doña Carmen una señora rubia muy maja todo dulzura que vivía, en el Paseo Martires al lado del salón de Antoñico, (años más tarde cuando regenté el restaurante Pórtico recuerdo que ella y su marido iban juntos a cenar , y en una ocasión me acerqué a ellos y los saludé y le dije el grato recuerdo que guardaba de ella. La buena señora me dijo que se acordaba de mí, me dió un beso y se emocionó un poco y yo volví a sentirme con cinco años).
En aquella época la educación era distinta, los padres le decían a los maestros,"con que me traiga una oreja es suficiente" o “si tiene usted que darle una hostieja al chiquillo, se la dá”, y de vez en cuando caía alguna, ¡vaya si caía!, aunque a decir verdad yo no tengo malos recuerdos de aquella época y si me dieron algún capón seguro que fue merecido, ¡mi problema es que era muy “parlanchín”!
En aquellos años de la infancia lo único en lo que pensábamos era en jugar, jugábamos al pañuelo, al churro , mediamanga,  mangotero, al pillao , al escondite, al quemao, a las bolas, a cambiar cromos, aquellos tacos de cromos cogidos con una goma de los zapatos, a hacer patrullas como si fueramos los hombres de Harrinson, (como yo decía).






Aquellos recreos se hacían muy cortos , yo como de costumbre con mis buenas hambres me cascaba sin decir “mepaece”, un bollo lleno de jamón, y si a mi hermana le sobraba del suyo, también arramplaba, aunque me consta que Manolito Mateo estaba “al quite”, y se me adelantaba.






 Tras el recreo, (del que llegábamos sudando como pollos), solo quedaba una hora y era la más tediosa, estábamos ya con ganas de salir , sobre todo cuando llegaba el verano y no había cole por las tardes, entonces bajábamos todos las escaleras pero ya no formábamos para salir, entonces bajábamos  en “tropel”, a empujones, deseando salir del cole y marcharnos a casa jugando por el camino y sabiendo que al día siguiente nos volveríamos a ver allí en el mismo sitio….a la misma hora…en el Coso Viejo!

Dedicado a todos los maestros y alumnos que alguna vez pasaron por el Coso Viejo

jueves, 31 de mayo de 2012

"OBERBUQUIN EN LAS MÁQUINAS DE PERONA


“OBERBUQUIN” EN LAS MÁQUINAS DE PERONA

Estaba a punto de encender aquel cilindro que me haría ser un hombre de verdad, a partir de entonces mi vida cambiaría para siempre, ya nada sería como antes. Un hombre de verdad  , -no era un hombre-, sin un buen cigarro en la boca, -pensaba yo-, y estaba dispuesto a aspirar ese elixir que me convertiría en un “tío machote” con todas las de la ley.


La gente fumaba en las películas, en las series de televisión (los ángeles de Charlie, Colombo, los hombres de Harrelson), etc, fumaban en los anuncios de la tele, la gente fumaba en el trabajo, por la calle, en la moto, en el coche, en el campo, los maestros fumaban en el cole, y sobre todo y donde yo más me había fijado, la gente fumaba en las máquinas de Perona, ¡ bueno!, en las maquinas de Perona más que fumar , los muchachos nos envolvíamos en humo, menuda zorrera se liaba sobre todo los sábados por la tarde, aquello era soltar un cigarro y coger otro. Yo me fijaba y me quedaba absorto viendo como los chicos que a mí me parecían muy mayores (catorce o quince años), realizaban el ritual , sacaban el paquete del bolsillo de la camisa, o el más “moderno” lo llevaba sujeto en el hombro, presionado por aquella camisetilla interior Ferris color blanco por supuesto!; Había que dar un pequeño golpe para que saliera la punta del cigarro del paquete, luego lo ideal era sacar el cigarrito y golpear enérgicamente la boquilla contra el reloj Casio, con el fin de apelmazar y prensar el tabaco y lo suyo era encender el cigarro con una buena cerilla, de esas de fosforera española , aquellas que venían en una cajita con un dibujo de un gallo.




 Pero no se debía encender como encendían las madres, apoyando un dedito en la cabeza de la cerilla ¡¡noooooo!!, así solo se encendía   el hornillo de la cocina ,¡ noooo!, había que emplear la técnica tres dedos, es decir se cogía el fósforo con los tres dedos (índice , pulgar y corazón ) y se chiscaba en el rascador de Arriba abajo , era la técnica de las películas del oeste o de gangsters…!eso si molaba¡, si conseguías que una chica te viese mientras encendías un cigarro así , seguro que la tenías en el bote, no podía fallar!!
Los chavales empezaban comprando cigarros sueltos  en casa de la María “la de Jaramillo”, -no tenía paciencia la señora , ni ná- , yo no sé como aguantaba la mujer aquella riolá de chiquillos los sábados por la mañana, eso era pa volverse loca,-María dame un dedo , una nube, un ladrillo, una bolsa de galaxias, dos de pipas , y un escalofrío-, -¡¡María me toca a mí, me toca a mí!!, dame un sobre sorpresa un paquete de bang-bang, un chupachús de Cojac y un regalí negro, y entonces llegaba alguno de los que empezaban a fumar, -María dame dos cigarros y una caja de cerillas- ¡¡dos cigarros!!- y se quedaba tan ancho- , uno para fumar mientras echaba un pinball y otro pa la oreja, pa luego. Nunca me olvido de  aquellas maquinas pinball con el muelle para lanzar la bola a la derecha y aquellas setas que disparaban la bola de un lado a otro y aquellas dianas a las que había que acertar, lanzando la bola con esas pinzas accionadas por los dedetes.



Yo era solo un crío, pero me pasaba las horas en aquellos recreativos, apoyado en el lateral de una máquina, viendo como aquella esfera metálica contabilizaba todos sus golpes en el marcador -aún analógico- (de ruleta) haciendo un ruido inconfundible al subir la puntuación. Más adelante y poco a poco se fueron incorporando los marcadores digitales y volviéndose cada vez más complejas y divertidas.
 Cuando los sábados llegaban las doce del medio día o las siete de la tarde, los recreativos estaban en hora punta y con “oberbuquin” de gente esperando, y los sonidos de ocho o diez pin-ball, una docena de máquinas de marcianitos, comecocos, etc, monedas cayendo de las máquinas de cambio, carambolas de las mesas de billar, choquetazos de las pelotas de ping-pong convertían el local en un batiburrillo de sonidos y olores que es imposible que se olviden , por muchos años que pasen.Y para grabar el sonido “a fuego” nada mejor que un ejército de muñecos de hierro golpeando las bolas de futbolín y metiendo goles a tracañazo limpio durante horas y horas!!…¡¡Como para olvidarte!!!





Y todo este circo de fieras ansiosas de juego, de golpear bolas, de matar extraterrestres, de vencer enemigos, de golear adversarios, era controlado por un solo domador: Anastasio.
Este  hombre siempre lo recordaré con las manos en los bolsillos, una en el de  las llaves de todas las máquinas, cada una distinta y siempre acertaba a la primera, y la otra en el bolsillo de las monedas, cambiándonos para seguir con el juego..Seguro que este hombre al que aún trato y del que guardo buenos recuerdos ya no tiene nombre!!..seguro que los chavales, se lo gastamos…Anastasioooo!!, que se me ha quedao una bola atascá, Anastasioooo, que esto se ha tragao un duuuuuro, Anastasiooo que se ha quedao una bolsa de gusanitos enganchá en el muelle, Anastasiooo dame cambio, Anastasioo, Anastasiooo, Anastasiooo..¡¡¡que pacieeeencia!!!!
A veces había tanto humo que los ojos se nos ponían rojos, entre la humisca y la luz de las máquinas ,esos ojos esforzados por no parpadear para no ser alcanzado por el fuego enemigo, y cuando ya no podías aguantar más había que asomar la cabeza por una ventana que daba al callejón trasero de la sala, y respirar, entonces se mezclaba el olor de tabaco con el de los calamares del casa Pepe, cuya cocina también daba a dicho callejón.




Había chavales muy hábiles con los recreativos, recuerdo una máquina de marcianitos y en los créditos finales rezaba: “vence batalla tras batalla y destruye al monstruo como hizo”:…y siempre ponía –Checa-!, joder con Checa, era un fenómeno, no se las pantallas que se pasaría , pero nunca le echaban delante!
Otro bueno era Cosme Alarcón, este amiguete, echaba a la pin-ball diez pesetas, jugaba y jugaba y nunca se le colaba la bola , se sacaba gratis seis u ocho partidas , por acumular puntos, y luego las vendía por cinco duros!!..le salía la tarde barata!!.
A uno al que siempre recuerdo en la zona ping-pong y billar es a Jose Angel Cabezuelo, y en el futbolín , mi primete y Jesús el de la Tere eran casi invencibles!!.Yo por mi parte alcancé mis mejores hazañas “maquiniles” con un juego de Kárate que años más tarde pusieron en una nueva sala de recreativos en frente de ésta y al cual se jugaba con dos mandos.



Me viene a la memoria aquel aparcamiento de la entrada a los recreativos, donde se apiñaban docenas de  motocicletas, pero no eran como las de ahora de aspecto “plasticoso”, que estéticamente las ves y parece que los chavales van a salir volando con ellas, aquellas motos mostraban todas su “lencería”, esos motores metálicos , conglomerado de hierros, motos de “marchas”, altas y bajas , Gimson, Puch, Rieju, Derbis, alguna Bultaco ,sujetas por esa patilla que parecía no aguantar el peso, y en los días de verano , entre el aparcamiento y los recreativos un banco en el que en las horas más tranquilas de sentaban a charlar los dos “Anastasios”, el dueño del local y el encargado.



Me llamaba la atención que no hubiese muchas féminas por allí, pero no es de extrañar que una dama no quisiera pasar a un sitio lleno de humo, tomado por una jauría de mocetes, gritándole a pantallas y voceando cada vez que marcabas gol en el futbolín, y de no tan mocetes dispuestos a no dejar escapar una silueta femenina y soltar algún piropo “manchego” de los que hacen tan poca gracia a las señoritas y del tipo ”¡¡te comería las bragas, aunque regueldase trapo!!”…¡vaya que aquello era territorio masculino cien por cien!
Yo me recreaba viendo como mi primo Ricar, fumaba aquellos cigarros haciendo todo aquel solemne ritual, y sujetaba el pitillo en la boca , aguantando con un entornar de ojos aquel humo que le subía por la cara, mientras con las dos manos me goleaba como a un monicaquillo, no conseguía meterle un gol ni por casualidad, -¡eso iba a ser el tabaco  , él como fuma es más hombre y tiene ventaja!-, pensaba yo.



Con aquellas y otras conclusiones me veía obligado a pegarle fuego a mi primer cigarro, y para ello elegí como escenario mi corral, (testigo de tantas tardes de juego) aquel era el sitio idóneo , para que no notase mi madre el olor del humo, ya que en mi casa  no fumaba nadie , y mi madre era mu fina con la humisca. El material prohibido en cuestión, lo guardaba mi padre en un cajón, era un resto del tabaco que se llevaba en vendimia para ofrecerle a los vendimiadores cuando iba a la viña…Un Ducados nada menos iba a inaugurar mis sanos pulmones, si señor, un Ducados negro ¡con dos pelotas y un palo!, una cosa "flojica" pa ser la primera vez!!!

Imaginaros la foto: yo con seis u ocho años sentado en una escalera que daba a mi corral con mi cerilleja prepará y dispuesto a hacer todas las poses posibles en el arte del fumeteo.
Acerqué el pitillo a mis labios , encendí la cerilla y pensé: ¡hay que aspirar bien fuerte para adentro! , ya había dado varias caladitas a un cigarro sin tragarme el humo, pero para ser un hombrecete había que aspirar “mucho y pa dentro”, sin pensarlo más, encendí la cerilla, la acerqué al cigarro y aspiré con tooodas mis fuerzas, notando como sonaba el tabaco al ser quemado .Una gran bocanada inundó mis pulmones y un dolor intenso en el pecho como nunca más he sentido se apoderó de mí, a continuación una tosiquera me hizo levantarme , me quede atrancao que ni p’alante ni p’atrás, no me entraba el aire , me puse colorao , no podía respirar, me tiré al suelo y me dí unos fuertes golpes en el pecho, y cuando creía que me iba a morir, entonces un hilillo de aire consiguió entrar por la nariz y otra fuerte tos me hizo volver a respirar…¡¡madre mía que gilipoyas!!!!lo pasé peor que Rochín!! Que asuras y que angustias mas malas me entraron, me fui a un váter que había en el corral y eche parte de la primera papilla!!...¡En verdad os digo que tengo cuarenta años y como que no me quedaron ganas de cigarro ni de cigarra pa nunca!





Años más tarde en alguna boda hice intentona de fumarme un puro y el resultado no fue muy bueno, siempre me ponía malismo, Cada vez que he estado cerca de un cigarrito me acordaba de aquel primero que nunca terminé, y casi ni empecé!!
 A veces pienso que aquel mal rato , me hizo bien , pues gracias a él , siempre tuve clara mi relación con el fumeteo, mejor dicho mi “no relación”, al cabo de los años tuve muchas oportunidades de volver a fumar y no lo hice, incluso cuando empecé a trabajar en los bares...aunque eso….eso si que es ya otra historia





jueves, 24 de mayo de 2012

EL AROMA DEL PARQUE Y LOS POLOS DE CARRETERO


EL AROMA DEL PARQUE Y LOS POLOS DE CARRETERO

No recordaba cómo había llegado hasta la cama pero ahí estaba, con mis cuatro o cinco años desperezándome y abriendo los ojos poco a poco; la persiana estaba bajada pero arriba quedaban tres rayitas por las que pasaban unos rayos de luz, a mí me gustaba sacudir la sábana y ver cómo iban cayendo lentamente esas partículas de polvo, que intentaba coger con la mano pero se me escapaban como si fuesen peces resbaladizos en el agua.
No recordaba cómo me había metido en la cama la noche anterior, no lo recordaba pero sí lo sabía: Mi padre me trajo en brazos.
La tarde anterior, como casi todas las tardes nos íbamos al parque los tres, mi madre, mi hermana , en un carrito de bebé (creo recordar azul marino), y yo. Era ya verano, y a mí me gustaba ir al parque, allí me lo pasaba en grande, recuerdo que me gustaban mucho unos pantalones cortos azules, siempre llevaba los brazos llenos de calcomanías (yo les llamaba calcamonías)  las rodillas llenas de sollejones y mi madre estaba negra; cuando ya parecía que se iba a caer la costra y a curar la herida,¡¡¡oootra costalá!!, y venga a llorar y venga “micromina” como yo decía , recuerdo ese dosificador que chupaba con la perita aquella un líquido rojo vivo y al darte en la herida , lo que escocía.. -¡Si es que no miras por donde andas!- me decía mi madre. -¡Es que si miro me pillan y pierdo!.y a mí lo de perder me gustaba “poconá”!!




El parque lo recuerdo con mucho cariño, me gustaba ese perfume a tierra mojada, al olor de los árboles plataneros, a la horchata, a los rosales, recuerdo las manos pegajosas al comer cucuruchos de helado de chocolate y recuerdo como imponía aquel guarda moreno  (Bombilla) que paseaba de un lado a otro con su uniforme azul y una banda ancha de cuero en el pecho con una chapa redonda y una gorra de plato.
Mi hermana se quedaba en el carrito entretenida con algún juguete, y mientras mi madre hablaba sentada en un banco con alguna amiga, yo me dedicaba a jugar con la arena del parque , pero yo al contrario que la mayoría de los chicos no me llenaba las manos de arena, ¡¡como mucho con la pala y el rastrillo!!, pero eso de meter mis manos en la arena y llenarme de tierra, ¡faltaría más!, no era yo “señorito ni ná”, si había que hacer alguna carretera para jugar con los coches o con las chapas ya me buscaba yo a un buen peón de albañil al que le fuese indicando por donde tenía que trazar el recorrido, pero yo la arena ¡!ni tocarla¡¡, ¡ingeniero de caminos, como poco!...Otra cosa era el agua, el agua era mi punto débil, me gustaba jugar en la fuente que había para que bebiese la gente ,ponía el dedete en el caño y jugaba a ver donde llegaba el chorro (quien no ha hecho eso alguna vez)…así podía estar hasta que veía al guarda o hasta que algún mayor te daba un toque... La fuente estaba colocada en el “paseo de los enamorados”, conocido así por la afluencia de parejas a saciar, sus instintos sexuales, (véanse morreos, magreos y tocamientos)....bueno , más que a saciar, yo diría a aumentar, porque me parece a mí que las parejas salían del paseo con un calentón que “pa que contate”!!.
Al cabo de unos años cuando sacaron esos globos pequeños para llenarlos de agua, a mí me dieron en tol gusto, y  a más de una pareja le apagué la calentura con mis lanzamientos precisos, que no sé yo como no me llevaría una “galleta” o la salpicadura de alguna hostieja !!
Recuerdo jugar con mi primo Pablo Montalbán y sus hermanas, Inma Ruiz y sus hermanas (las hijas de Felipe Ruiz), también estaba por allí enrique Castilla, (que era algo mayor que yo), imagino que jugaría con muchos niños, pero a los que más recuerdo de aquellos tiempos y del parque es a ellos.
 Aquel parque infantil  con los artilugios pintaos de naranja estaban desgastaos de tanto usarlos, ese tobogán que lo bajabas y lo subías también ¡por donde hay que bajar!, esos puentes en los que te colgabas boca abajo y se te caían las pesetas y las canicas, ese chino que hacías girar impulsándolo con los brazos y piernas y del que nos bajábamos mareaos y derrapando, esos balancines en los que hacíamos ¡chuletas! al compañero de enfrente, recuerdo que estaban bajo un abeto muy pequeño y posiblemente sea actualmente uno de los árboles mayores del parque.
Otro de mis mejores compañeros de juegos era sin duda “Paquito”, el hijo de la “polera” que había enfrente de Carretero, me pasaba horas y horas jugando con él y con su hermano, y echando viajes al quiosco de su madre, donde ella y su abuela despachaban.



 Yo me subía a un pollete de cemento en el que se sentaba la gente y delimitaba la zona ajardinada y desde ahí llegaba al mostrador y le pedía mi polo de naranja (de Avidesa), unos polos de naranja gordetes y envueltos en un papel azul con un dibujo del mismo polo y que al terminar de comértelos y mirar el palote , algunas veces tenías premio y te daban otro!!!...menudo berrinche pillé el día que me dijo  Paquito que se iban a vivir a Alicante, fue entonces algún año más tarde cuando me quedé sin amigo de verano y me cambié a la caseta de enfrente, a la de Carretero, donde me despachaba aquella mujer que a mí me parecía la más guapa del mundo y a la que me quedaba embobado mirándola.
 Me encantaban aquellos polos que hacían ellos de limón, que salían medio deformaos del molde y a los que se les pegaba el papel pero que estaban buenísimos, la de polos de limón y bolsas de revuelto que me habré comido en el parque mientras contemplaba la estatua de aquella pareja de vendimiadores con el nene sujetando un racimo en sus manos que había en la entrada a la derecha.




Otro de los entretenimientos principales era la búsqueda de chapas, había que buscar las chapas más raras, yo tenía muchísimas…de Pepsi, Mirinda, cerveza Calatrava, Skol…a mi me gustaban las de bitter Kas, eran mis favoritas, y me gustaba que no estuviesen muy deformadas.


 Tenía una bolsa llena de chapas y la noche en la que encontraba una de una marca nueva, me ponía más contento que unas pascuas. Recuerdo que un día buscando chapas me encontré un billete, un billete nada menos que de 500 pesetas en el que salía un tío con una “boina” muy rara , un “billetaco” azul bien grande y bien hermoso que vi debajo de una mesa de metal de las que tenía el bar del parque,  lo cogí y salí escopeteao a enseñárselo a mi madre, que me decía que a ver si se le había caído a alguien, Coño pues claro que se le había caído a alguien, pero ahora lo tenía yo..a si es que se vino conmigo para comprobar que allí no había nadie sentado y al final el billete acabo en mi hucha verde del Banesto (quien no ha tenido una).





El bar del parque ¡otra cosa no será pero mesas ponía unas pocas!, llegaban hasta la fuente central, a casi la puerta del parque infantil y se extendía por todos los caminillos flanqueados de setos. Como todos los bares, el bar del parque a mí me chiflaba , recuerdo que tenía una pequeña bolera, futbolines, una máquina de laberinto a la que le echabas una moneda, y lo mejor era , aquella máquina de poner discos y que amenizaba las noches veraniegas; El repertorio era variadito, desde Bonnie Tyler a Julio Iglesias, desde Rod Steward a Roberto Carlos, desde los Bee Gees  a Camilo Sexto!
El parque municipal, era un hervidero de gente paseando por esa tierra húmeda , comiendo helados , sentados en las mesas del bar, apoyados en la barra, sentados en los brazos de aquellos hermosos bancos de granito rosado, comiendo “espuertas” de pipas, una algarabía de niños jugando, novios disfrutando del frescor de los árboles, matrimonios descansando de los días de trabajo veraniegos en un tiempo en el que el aire acondicionado no se conocía en Socuéllamos ni en media España, y pasar calor era de verdad ,¡¡pasar la “chicharrina padre”!!  
A mi me gustaba cuando el verano iba avanzando y tocaba la banda municipal en aquel escenario que ponían al lado de la parte central y que servía a su vez para hacer las verbenas, instalaban unas tiras de luces de colores de farola a farola , todo lo largo que era el paseo central, y la gente parecía más contenta..la feria se acercaba!!
Casi todos los días volvíamos a casa a cenar pero los sábados eran distintos, los sábados salíamos después de cenar, como casi toda la gente, y entonces también venía mi padre los juegos eran de noche , y los polos, y el guarreo de la fuente, y el parque infantil, y las chapas, y al regresar a casa me gustaba subirme al pequeño murete de piedra sobre el que descansaba la valla del parque y andar allí encima subido, pasando la mano por las barras de la valla, barras azules y una blanca, barras azules y una blanca, y así hasta llegar al final donde daba un gran salto!!. Pero los Sábados al volver a casa los cuatro ,a mi me entraba la pájara, y me ponía “ronchón”, más o menos a la altura de la farmacia de don Victor  ,y mi padre me cogía en brazos porque yo me dormía andando..-¡¡cada vez pesas más, de aquí a dos días no voy a poder contigo!!- me decía- pero yo ya estaba en el séptimo cielo. Ahora pienso en lo que yo tenía que pesar con cuatro o cinco años y en la edad que tenía mi padre y en la escalera de mi casa y me doy cuenta de lo que se debe querer a los hijos…
Y aquí estaba yo en la camita recordando el día de ayer y pensando en lo bien que lo pasé en el parque y en las chapas y en los polos y en todo lo que jugué, y todo lo que guarreé con el agua y pensando en cómo se lo iba a decir a mi madre..En fin tendría que armarme de valor!!!..
Mamaaaaaaa que me he meao en la camaaaaa!!!!!



-Este crío!!!, será que no te lo dije anoche que no te “empanzinaras” de agua, venga anda levántate…que ganas tengo de que crezcas y te vayas ya a la mili!! (típica frase de madre).
Pues sí , al final me fui a la mili…pero eso ..eso si que es ya otra historia!!

martes, 15 de mayo de 2012

UN PUÑAO DE CANICAS Y UN TACO DE CROMOS


UN PUÑAO DE CANICAS Y UN  TACO DE CROMOS

La verdad es que todo ha cambiado bastante, principalmente porque ya no veo a niños ir al cole solos, ahora veo a padres ir al cole a llevar a los niños. He de reconocer que si mañana tuviese un hijo, también lo llevaría; ¡¡Cualquiera deja a su hijo solo con lo que vemos en la tele!!
Debía de ser muy pequeño, quizás seis o siete años, las mañanas comenzaban muy temprano, o a mí me parecía muy temprano, el caso es que no me hacía vivo ni a la de tres!! Madre mía que sueño pasaba, recuerdo estar sentado en el borde de la cama con los ojos cerrados y mi madre vistiéndome como si se tratara de un pelele, el cuerpo no me respondía, mis brazos estaban muertos, y ahora imagino el esfuerzo que le tenía que suponer a la pobre quitarme el pijama y ponerme la camiseta, la camisa y el jersey levantándome los brazos y metiéndolos en aquellas pequeñas prendas como si de un cadáver se tratara.
En verano me gustaba lavarme la cara como mi padre, a buzas , o sea, llenando el lavabo y cargando las manos de agua para estamparlas contra mi pequeña cabeza. La gran diferencia es que él no manchaba nada y yo lo ponía todo perdido. Pero en invierno, ¡Ay amigo en invierno!, ¡cualquiera metía las manos en el agua!..para los días de frío  yo utilizaba el conocido método,” lavarte como un gatete”, que era ni más ni menos que mojar un trozo de toalla y darte un poco por encima, pero mú por encima!!!



En lo que no ha cambiado nada mi manera de despertar de aquellos años de mi infancia a estos actuales es en lo de levantarme con hambre, lo mío es ya una cosa fuera de serie ,es abrir el ojo y si tuviese un bocadillo de cantimpalo en el cajón de la mesilla, no llegaba con él al baño, por el camino me lo había cascao. Así es que imaginaros lo primero que preguntaba cuando me empezaba a espabilar… -¿hoy que comeeeemooos?-...y todo me gustaba, a excepción de las alcachofas y las gachas; lo mío con las gachas es curioso ,no me gustaban porque no las había probado, y es que me daban asco por el aspecto, pero fue probarlas por primera vez con 13 o 14 años, y pasar a ser mi comida favorita ,el problema es que cuando como gachas me mojo un pan porque no se comer como las personas..me puede lo que es el ansia viva!!..Así es que después de vestirme y lavarme me mandaban a por el pan yo creo que para que me espabilase con el frescor mañanero…ahí me tenéis a las ocho y media de la mañana con los ojos aún pegaos y mi bolsa de tela en la mano calle arriba a la panadería de Ambrosio ,antes de doblar la calle ya iba llegando a mi pituitaria el aroma a pan, a horno, y me iban entrando las hambres… recuerdo aquella puertecilla gris y aquel olor que se multiplicaba en intensidad al entrar, ¡¡madre mía!! es uno de mis olores favoritos. Recuerdo aquel mostrador que había al pasar a la derecha, con todo lleno de panes de mil maneras , barras, tortas de pan de esas planas ovaladas, bollas, galletas de horno,  bollos , roscas,  magdalenas de esas grandes que chorrean lagrimones por los bordes y se les queda arriba un cobollete grande y blanquito, galletas de horno, y mil productos panaderiles que ya no recuerdo…




A mí como siempre, ya sabéis, me gustaba bacinear y cuando tenía gente delante disfrutaba aún más porque mientras, podía observar como sacaban los panes del horno. Casi siempre lo hacía Ambrosio , y otro señor bajito que siempre le ayudaba, y yo miraba como metían aquella vara larga y sacaban esos panes que por arte de magia habían crecido en el horno y al volcarlos en aquel cajón de madera resonaban tan bien… y que bien se estaba allí tan calentito viendo trabajar a esos panaderos en camiseta blanca. Ellos , pensaba yo, no tenían esos problemas al vestirse, con esa camisetilla pronto estaban apañaos. Seguro que si en ese momento me hubiesen preguntado que qué quería ser de mayor , hubiera dicho sin dudarlo-¡¡ pues panadero, como Ambrosio!!!- En esa casa que yo recuerde trabajaba toda la familia, porque a mi me ha despachado él , su señora y todos sus hijos e hijas, siempre había alguien de la familia por allí , aunque a quien más recuerdo es a sus hijas.
-¿Qué vas a querer?- -una rosca, una barra y un bollo-, yo habría las cintas de tela de la bolsa de pan y me lo iban echando todo ahí dentro , todo tan calentito!!!!al salir del despacho de pan me subía la bolsa a la altura del pecho para que me diera calor , abría la bolsa e iba hasta casa repizcando la rosca, que cuando llegaba a casa ya llevaba un buen trozo menos y al subir la escalera y dejarla en la cocina recuerdo a mi madre decir , ¿Qué , ya te has comido ese trozo que falta?, -¡no mamá ha sido Ambrosio que me la ha dao empezá!-
Antes de ir a comprar el pan a la calle Onesimo Redondo recuerdo vagamente que el pan lo llevaba a casa Manolo el panadero “el Vicentón”, ese hombre iba con una furgoneta una dos caballos color crema con cajas llenas de pan , recuerdo bajar con mi madre o yo solo a comprar el pan , sabíamos que estaba en la calle porque tocaba el pito del coche de una manera muy particular y aparcaba siempre en las portadas de mi casa y ahí nos juntábamos los vecinos a comprar lo que necesitábamos, a mi siempre me gustaban los colines que llevaba, ¡eso si que no se me olvida!, y también recuerdo que en uno de los laterales de la furgoneta llevaba un bote de plástico llenos de chicles bazoka, algunas veces los chicles se ponían mas duros que los pies de cristo pero te los echabas a la boca y después de tenerlos un rato en “modo hormigonera”, ya podías hincarles el diente!..recuerdo a este hombre muy dicharachero, siempre tenía algún chascarrillo o alguna broma, pero esto ya digo lo recuerdo muy vagamente, yo debía ser muy pequeño, me cuentan que a veces cuando le pagabas con de diez duros ,él al darte el cambio decía: trece y doce vicentico y vicentico.. ¡¡Vicentón!! aludiendo a su apodo.








El desayuno casi siempre era el mismo, un buen tazón de leche con colacao, la leche también la traían a casa, la familia León que actualmente tienen el supermercado en el paseo Calvo Sotelo y había que hervirla porque venía recién ordeñada, rara era la casa en la que no se salía de vez en cuando la leche porque uno no estaba pendiente y recuerdo lo bien que olía esa leche y esa nata que hacía que a mí tanto me gustaba y a mi hermana había que colarle porque le daba asquete!!..
Lo del colacao es generacional, vaya que mi época fue del colacao, quizás de las últimas, porque pronto , la muchachada se empezó a dividir entre el colacao y el nesquik .Mi forma de prepararlo era echar colacao hasta que se ponía la leche bien oscura, luego le metía galletas hasta que se quedaba todo hecho un amasao, y luego le añadía más colacao por encima, y eso que a mi me estaba tan bueno de pequeño, es fácil que lleve sin comérmelo mas de 30 años, algunas veces nos olvidamos de lo buenas que están algunas cosas y lo sencillas que son, pero sin saber por qué no volvemos a hacerlas.






Y tras desayunar y coger la cartera y el bollo lleno de jamón serrano, un puñao de canicas y un taco de cromos, cogidos con una gometa de “los zapatos”, bajaba la escalera (por la baranda) y salía de casa en dirección al Coso Viejo.
Eso si era un hervidero de chicos por las calles recuerdo que bajábamos muchos, cuadrillas grandes, recuerdo las cuadrillas de los hijos de Julian Lara y creo recordar también a unos primos suyos y muchos niños que vivían calle arriba , yo iba casi siempre con mi primo Ricardo que me solía llamar cariñosamente “melón” para hacerme rabiar y con el que compartía “cienes y cienes” de bacinerías, después se unían algo más abajo los hijos de Pepe Parra el fontanero y más adelante los hijos de Antonio del Coso que engordaban el grupo de chiquillos.
En esa zona recuerdo muchas veces ver de salir a vender por las calles a Paco “el rano”, iba con su carro rojo y su mula , gritando -¡¡vaya patataaas que llevo hoooyyy!!, y anunciando las propiedades del género que vendía según las dolencias de las “Marías”:-¿tienes al marido  resfriao? unas buenas naranjas o si no perejil, -¿te duelen las rodillas?- -¡¡eso te comes una cebolla cruda y se te pasa hooombre!!-, ¿pal dolor de muelas?, ¡los ajos!..y lo mejor es que aquella mula ya sabía dónde tenía que parar sin que nadie le dijese na!!Recuerdo muchos años más adelante las conversaciones que tenía con él en mi peluquería , le gustaba quedarse conmigo hablando de temas de actualidad: ¿¿tu no ves Abrancete que esto va a pegar el pedo por algún lao, pero un pedo gordo?? -Esta claro, y si no acuérdate de mi, ¡tanto piso , tanto piso, hay más piso que personal… a la final esto pega el pedo!, y recuerdo que siempre remataba las frases diciendo: -¿ me entiendes a lo que voy?-.¡Ya lo creo Paco!- pienso ahora-..¡si que ha pegao el pedo si!
Al llegar a esa zona ,-ya digo-, acudían chicos y chicas de la calle Amargura, por ambos lados, ahí mi primo se esperaba casi siempre a sus amigos, recuerdo a Javi Pajarito que se unía a nosotros y su primo Miguel Ángel que iba conmigo a clase.  Y comenzaba a notarse una alegría y un griterío increíble ,y en esa esquina en la puerta viéndonos de pasar: el molinero, que yo creo que sigue ahí. Recuerdo que en las mañanas de primavera esa zona estaba llena de golondrinas que planeaban a ras de suelo las calles, esquivando a los colegiales, y cada metro que avanzábamos más y más gente y más y más golondrinas. Parecía como si se alegrasen de vernos.
Hubo una temporada en que esa zona un poco más adelante casi llegando al colegio las calles estaban levantadas y había grandes zanjas y grandes tuberías por las que podíamos correr dentro de ellas de pié, yo creo que eran tuberías para canalizar la acequia, imaginaros la de persecuciones, guerrillas y apedreos, que tuvieron lugar en aquellas “trincheras”, yo recuerdo pasarlo en grande tirándome a las zanjas y llegando a casa con los pantalones “pa rodilleras” , los jerseys “pa coderas”, y tierra pa llenar un capacho!!
Al llegar al cole ,la acera de la izquierda, la que pegaba a la valla estaba llena de “guás”(hoyos), para jugar a las canicas, aún recuerdo pasar allí buenos ratos antes y después de las clases, en cuclillas y de rodillas arreando “setos” a las bolas y apurando la hora al máximo, pienso en aquellas frases “leyes”:-ni que pidas y pido-, -pido sucio-,-pido enviar-,-no vale manga-,-carambola seto a la bola-, -gua muerto-, -cebo-…jajaja que recuerdos!!!





Y al entrar al cole antes de ir “a formar” recuerdo que en la entrada había un busto homenaje a Pedro José del Amo y estaba puesto en un pie de piedra con un poyete abajo donde me sentaba con algún amiguete a cambiar los cromos, que como podréis imaginar no eran precisamente de futbol…a mí Pirri, Camacho, Santillana, Marcelino, Ruben Cano..poco me importaban,¡¡ mis cromos eran de Mazinguer Z!!



Y a la hora de siempre nos poníamos en fila en lo que entonces llamábamos “pista de futbol”, que si te caías te sollejabas el alma, dispuestos a entrar a las aulas a dar clases para ser unos hombres y mujeres “de provecho”…aunque eso..
…eso ya es otra historia