jueves, 31 de mayo de 2012

"OBERBUQUIN EN LAS MÁQUINAS DE PERONA


“OBERBUQUIN” EN LAS MÁQUINAS DE PERONA

Estaba a punto de encender aquel cilindro que me haría ser un hombre de verdad, a partir de entonces mi vida cambiaría para siempre, ya nada sería como antes. Un hombre de verdad  , -no era un hombre-, sin un buen cigarro en la boca, -pensaba yo-, y estaba dispuesto a aspirar ese elixir que me convertiría en un “tío machote” con todas las de la ley.


La gente fumaba en las películas, en las series de televisión (los ángeles de Charlie, Colombo, los hombres de Harrelson), etc, fumaban en los anuncios de la tele, la gente fumaba en el trabajo, por la calle, en la moto, en el coche, en el campo, los maestros fumaban en el cole, y sobre todo y donde yo más me había fijado, la gente fumaba en las máquinas de Perona, ¡ bueno!, en las maquinas de Perona más que fumar , los muchachos nos envolvíamos en humo, menuda zorrera se liaba sobre todo los sábados por la tarde, aquello era soltar un cigarro y coger otro. Yo me fijaba y me quedaba absorto viendo como los chicos que a mí me parecían muy mayores (catorce o quince años), realizaban el ritual , sacaban el paquete del bolsillo de la camisa, o el más “moderno” lo llevaba sujeto en el hombro, presionado por aquella camisetilla interior Ferris color blanco por supuesto!; Había que dar un pequeño golpe para que saliera la punta del cigarro del paquete, luego lo ideal era sacar el cigarrito y golpear enérgicamente la boquilla contra el reloj Casio, con el fin de apelmazar y prensar el tabaco y lo suyo era encender el cigarro con una buena cerilla, de esas de fosforera española , aquellas que venían en una cajita con un dibujo de un gallo.




 Pero no se debía encender como encendían las madres, apoyando un dedito en la cabeza de la cerilla ¡¡noooooo!!, así solo se encendía   el hornillo de la cocina ,¡ noooo!, había que emplear la técnica tres dedos, es decir se cogía el fósforo con los tres dedos (índice , pulgar y corazón ) y se chiscaba en el rascador de Arriba abajo , era la técnica de las películas del oeste o de gangsters…!eso si molaba¡, si conseguías que una chica te viese mientras encendías un cigarro así , seguro que la tenías en el bote, no podía fallar!!
Los chavales empezaban comprando cigarros sueltos  en casa de la María “la de Jaramillo”, -no tenía paciencia la señora , ni ná- , yo no sé como aguantaba la mujer aquella riolá de chiquillos los sábados por la mañana, eso era pa volverse loca,-María dame un dedo , una nube, un ladrillo, una bolsa de galaxias, dos de pipas , y un escalofrío-, -¡¡María me toca a mí, me toca a mí!!, dame un sobre sorpresa un paquete de bang-bang, un chupachús de Cojac y un regalí negro, y entonces llegaba alguno de los que empezaban a fumar, -María dame dos cigarros y una caja de cerillas- ¡¡dos cigarros!!- y se quedaba tan ancho- , uno para fumar mientras echaba un pinball y otro pa la oreja, pa luego. Nunca me olvido de  aquellas maquinas pinball con el muelle para lanzar la bola a la derecha y aquellas setas que disparaban la bola de un lado a otro y aquellas dianas a las que había que acertar, lanzando la bola con esas pinzas accionadas por los dedetes.



Yo era solo un crío, pero me pasaba las horas en aquellos recreativos, apoyado en el lateral de una máquina, viendo como aquella esfera metálica contabilizaba todos sus golpes en el marcador -aún analógico- (de ruleta) haciendo un ruido inconfundible al subir la puntuación. Más adelante y poco a poco se fueron incorporando los marcadores digitales y volviéndose cada vez más complejas y divertidas.
 Cuando los sábados llegaban las doce del medio día o las siete de la tarde, los recreativos estaban en hora punta y con “oberbuquin” de gente esperando, y los sonidos de ocho o diez pin-ball, una docena de máquinas de marcianitos, comecocos, etc, monedas cayendo de las máquinas de cambio, carambolas de las mesas de billar, choquetazos de las pelotas de ping-pong convertían el local en un batiburrillo de sonidos y olores que es imposible que se olviden , por muchos años que pasen.Y para grabar el sonido “a fuego” nada mejor que un ejército de muñecos de hierro golpeando las bolas de futbolín y metiendo goles a tracañazo limpio durante horas y horas!!…¡¡Como para olvidarte!!!





Y todo este circo de fieras ansiosas de juego, de golpear bolas, de matar extraterrestres, de vencer enemigos, de golear adversarios, era controlado por un solo domador: Anastasio.
Este  hombre siempre lo recordaré con las manos en los bolsillos, una en el de  las llaves de todas las máquinas, cada una distinta y siempre acertaba a la primera, y la otra en el bolsillo de las monedas, cambiándonos para seguir con el juego..Seguro que este hombre al que aún trato y del que guardo buenos recuerdos ya no tiene nombre!!..seguro que los chavales, se lo gastamos…Anastasioooo!!, que se me ha quedao una bola atascá, Anastasioooo, que esto se ha tragao un duuuuuro, Anastasiooo que se ha quedao una bolsa de gusanitos enganchá en el muelle, Anastasiooo dame cambio, Anastasioo, Anastasiooo, Anastasiooo..¡¡¡que pacieeeencia!!!!
A veces había tanto humo que los ojos se nos ponían rojos, entre la humisca y la luz de las máquinas ,esos ojos esforzados por no parpadear para no ser alcanzado por el fuego enemigo, y cuando ya no podías aguantar más había que asomar la cabeza por una ventana que daba al callejón trasero de la sala, y respirar, entonces se mezclaba el olor de tabaco con el de los calamares del casa Pepe, cuya cocina también daba a dicho callejón.




Había chavales muy hábiles con los recreativos, recuerdo una máquina de marcianitos y en los créditos finales rezaba: “vence batalla tras batalla y destruye al monstruo como hizo”:…y siempre ponía –Checa-!, joder con Checa, era un fenómeno, no se las pantallas que se pasaría , pero nunca le echaban delante!
Otro bueno era Cosme Alarcón, este amiguete, echaba a la pin-ball diez pesetas, jugaba y jugaba y nunca se le colaba la bola , se sacaba gratis seis u ocho partidas , por acumular puntos, y luego las vendía por cinco duros!!..le salía la tarde barata!!.
A uno al que siempre recuerdo en la zona ping-pong y billar es a Jose Angel Cabezuelo, y en el futbolín , mi primete y Jesús el de la Tere eran casi invencibles!!.Yo por mi parte alcancé mis mejores hazañas “maquiniles” con un juego de Kárate que años más tarde pusieron en una nueva sala de recreativos en frente de ésta y al cual se jugaba con dos mandos.



Me viene a la memoria aquel aparcamiento de la entrada a los recreativos, donde se apiñaban docenas de  motocicletas, pero no eran como las de ahora de aspecto “plasticoso”, que estéticamente las ves y parece que los chavales van a salir volando con ellas, aquellas motos mostraban todas su “lencería”, esos motores metálicos , conglomerado de hierros, motos de “marchas”, altas y bajas , Gimson, Puch, Rieju, Derbis, alguna Bultaco ,sujetas por esa patilla que parecía no aguantar el peso, y en los días de verano , entre el aparcamiento y los recreativos un banco en el que en las horas más tranquilas de sentaban a charlar los dos “Anastasios”, el dueño del local y el encargado.



Me llamaba la atención que no hubiese muchas féminas por allí, pero no es de extrañar que una dama no quisiera pasar a un sitio lleno de humo, tomado por una jauría de mocetes, gritándole a pantallas y voceando cada vez que marcabas gol en el futbolín, y de no tan mocetes dispuestos a no dejar escapar una silueta femenina y soltar algún piropo “manchego” de los que hacen tan poca gracia a las señoritas y del tipo ”¡¡te comería las bragas, aunque regueldase trapo!!”…¡vaya que aquello era territorio masculino cien por cien!
Yo me recreaba viendo como mi primo Ricar, fumaba aquellos cigarros haciendo todo aquel solemne ritual, y sujetaba el pitillo en la boca , aguantando con un entornar de ojos aquel humo que le subía por la cara, mientras con las dos manos me goleaba como a un monicaquillo, no conseguía meterle un gol ni por casualidad, -¡eso iba a ser el tabaco  , él como fuma es más hombre y tiene ventaja!-, pensaba yo.



Con aquellas y otras conclusiones me veía obligado a pegarle fuego a mi primer cigarro, y para ello elegí como escenario mi corral, (testigo de tantas tardes de juego) aquel era el sitio idóneo , para que no notase mi madre el olor del humo, ya que en mi casa  no fumaba nadie , y mi madre era mu fina con la humisca. El material prohibido en cuestión, lo guardaba mi padre en un cajón, era un resto del tabaco que se llevaba en vendimia para ofrecerle a los vendimiadores cuando iba a la viña…Un Ducados nada menos iba a inaugurar mis sanos pulmones, si señor, un Ducados negro ¡con dos pelotas y un palo!, una cosa "flojica" pa ser la primera vez!!!

Imaginaros la foto: yo con seis u ocho años sentado en una escalera que daba a mi corral con mi cerilleja prepará y dispuesto a hacer todas las poses posibles en el arte del fumeteo.
Acerqué el pitillo a mis labios , encendí la cerilla y pensé: ¡hay que aspirar bien fuerte para adentro! , ya había dado varias caladitas a un cigarro sin tragarme el humo, pero para ser un hombrecete había que aspirar “mucho y pa dentro”, sin pensarlo más, encendí la cerilla, la acerqué al cigarro y aspiré con tooodas mis fuerzas, notando como sonaba el tabaco al ser quemado .Una gran bocanada inundó mis pulmones y un dolor intenso en el pecho como nunca más he sentido se apoderó de mí, a continuación una tosiquera me hizo levantarme , me quede atrancao que ni p’alante ni p’atrás, no me entraba el aire , me puse colorao , no podía respirar, me tiré al suelo y me dí unos fuertes golpes en el pecho, y cuando creía que me iba a morir, entonces un hilillo de aire consiguió entrar por la nariz y otra fuerte tos me hizo volver a respirar…¡¡madre mía que gilipoyas!!!!lo pasé peor que Rochín!! Que asuras y que angustias mas malas me entraron, me fui a un váter que había en el corral y eche parte de la primera papilla!!...¡En verdad os digo que tengo cuarenta años y como que no me quedaron ganas de cigarro ni de cigarra pa nunca!





Años más tarde en alguna boda hice intentona de fumarme un puro y el resultado no fue muy bueno, siempre me ponía malismo, Cada vez que he estado cerca de un cigarrito me acordaba de aquel primero que nunca terminé, y casi ni empecé!!
 A veces pienso que aquel mal rato , me hizo bien , pues gracias a él , siempre tuve clara mi relación con el fumeteo, mejor dicho mi “no relación”, al cabo de los años tuve muchas oportunidades de volver a fumar y no lo hice, incluso cuando empecé a trabajar en los bares...aunque eso….eso si que es ya otra historia





jueves, 24 de mayo de 2012

EL AROMA DEL PARQUE Y LOS POLOS DE CARRETERO


EL AROMA DEL PARQUE Y LOS POLOS DE CARRETERO

No recordaba cómo había llegado hasta la cama pero ahí estaba, con mis cuatro o cinco años desperezándome y abriendo los ojos poco a poco; la persiana estaba bajada pero arriba quedaban tres rayitas por las que pasaban unos rayos de luz, a mí me gustaba sacudir la sábana y ver cómo iban cayendo lentamente esas partículas de polvo, que intentaba coger con la mano pero se me escapaban como si fuesen peces resbaladizos en el agua.
No recordaba cómo me había metido en la cama la noche anterior, no lo recordaba pero sí lo sabía: Mi padre me trajo en brazos.
La tarde anterior, como casi todas las tardes nos íbamos al parque los tres, mi madre, mi hermana , en un carrito de bebé (creo recordar azul marino), y yo. Era ya verano, y a mí me gustaba ir al parque, allí me lo pasaba en grande, recuerdo que me gustaban mucho unos pantalones cortos azules, siempre llevaba los brazos llenos de calcomanías (yo les llamaba calcamonías)  las rodillas llenas de sollejones y mi madre estaba negra; cuando ya parecía que se iba a caer la costra y a curar la herida,¡¡¡oootra costalá!!, y venga a llorar y venga “micromina” como yo decía , recuerdo ese dosificador que chupaba con la perita aquella un líquido rojo vivo y al darte en la herida , lo que escocía.. -¡Si es que no miras por donde andas!- me decía mi madre. -¡Es que si miro me pillan y pierdo!.y a mí lo de perder me gustaba “poconá”!!




El parque lo recuerdo con mucho cariño, me gustaba ese perfume a tierra mojada, al olor de los árboles plataneros, a la horchata, a los rosales, recuerdo las manos pegajosas al comer cucuruchos de helado de chocolate y recuerdo como imponía aquel guarda moreno  (Bombilla) que paseaba de un lado a otro con su uniforme azul y una banda ancha de cuero en el pecho con una chapa redonda y una gorra de plato.
Mi hermana se quedaba en el carrito entretenida con algún juguete, y mientras mi madre hablaba sentada en un banco con alguna amiga, yo me dedicaba a jugar con la arena del parque , pero yo al contrario que la mayoría de los chicos no me llenaba las manos de arena, ¡¡como mucho con la pala y el rastrillo!!, pero eso de meter mis manos en la arena y llenarme de tierra, ¡faltaría más!, no era yo “señorito ni ná”, si había que hacer alguna carretera para jugar con los coches o con las chapas ya me buscaba yo a un buen peón de albañil al que le fuese indicando por donde tenía que trazar el recorrido, pero yo la arena ¡!ni tocarla¡¡, ¡ingeniero de caminos, como poco!...Otra cosa era el agua, el agua era mi punto débil, me gustaba jugar en la fuente que había para que bebiese la gente ,ponía el dedete en el caño y jugaba a ver donde llegaba el chorro (quien no ha hecho eso alguna vez)…así podía estar hasta que veía al guarda o hasta que algún mayor te daba un toque... La fuente estaba colocada en el “paseo de los enamorados”, conocido así por la afluencia de parejas a saciar, sus instintos sexuales, (véanse morreos, magreos y tocamientos)....bueno , más que a saciar, yo diría a aumentar, porque me parece a mí que las parejas salían del paseo con un calentón que “pa que contate”!!.
Al cabo de unos años cuando sacaron esos globos pequeños para llenarlos de agua, a mí me dieron en tol gusto, y  a más de una pareja le apagué la calentura con mis lanzamientos precisos, que no sé yo como no me llevaría una “galleta” o la salpicadura de alguna hostieja !!
Recuerdo jugar con mi primo Pablo Montalbán y sus hermanas, Inma Ruiz y sus hermanas (las hijas de Felipe Ruiz), también estaba por allí enrique Castilla, (que era algo mayor que yo), imagino que jugaría con muchos niños, pero a los que más recuerdo de aquellos tiempos y del parque es a ellos.
 Aquel parque infantil  con los artilugios pintaos de naranja estaban desgastaos de tanto usarlos, ese tobogán que lo bajabas y lo subías también ¡por donde hay que bajar!, esos puentes en los que te colgabas boca abajo y se te caían las pesetas y las canicas, ese chino que hacías girar impulsándolo con los brazos y piernas y del que nos bajábamos mareaos y derrapando, esos balancines en los que hacíamos ¡chuletas! al compañero de enfrente, recuerdo que estaban bajo un abeto muy pequeño y posiblemente sea actualmente uno de los árboles mayores del parque.
Otro de mis mejores compañeros de juegos era sin duda “Paquito”, el hijo de la “polera” que había enfrente de Carretero, me pasaba horas y horas jugando con él y con su hermano, y echando viajes al quiosco de su madre, donde ella y su abuela despachaban.



 Yo me subía a un pollete de cemento en el que se sentaba la gente y delimitaba la zona ajardinada y desde ahí llegaba al mostrador y le pedía mi polo de naranja (de Avidesa), unos polos de naranja gordetes y envueltos en un papel azul con un dibujo del mismo polo y que al terminar de comértelos y mirar el palote , algunas veces tenías premio y te daban otro!!!...menudo berrinche pillé el día que me dijo  Paquito que se iban a vivir a Alicante, fue entonces algún año más tarde cuando me quedé sin amigo de verano y me cambié a la caseta de enfrente, a la de Carretero, donde me despachaba aquella mujer que a mí me parecía la más guapa del mundo y a la que me quedaba embobado mirándola.
 Me encantaban aquellos polos que hacían ellos de limón, que salían medio deformaos del molde y a los que se les pegaba el papel pero que estaban buenísimos, la de polos de limón y bolsas de revuelto que me habré comido en el parque mientras contemplaba la estatua de aquella pareja de vendimiadores con el nene sujetando un racimo en sus manos que había en la entrada a la derecha.




Otro de los entretenimientos principales era la búsqueda de chapas, había que buscar las chapas más raras, yo tenía muchísimas…de Pepsi, Mirinda, cerveza Calatrava, Skol…a mi me gustaban las de bitter Kas, eran mis favoritas, y me gustaba que no estuviesen muy deformadas.


 Tenía una bolsa llena de chapas y la noche en la que encontraba una de una marca nueva, me ponía más contento que unas pascuas. Recuerdo que un día buscando chapas me encontré un billete, un billete nada menos que de 500 pesetas en el que salía un tío con una “boina” muy rara , un “billetaco” azul bien grande y bien hermoso que vi debajo de una mesa de metal de las que tenía el bar del parque,  lo cogí y salí escopeteao a enseñárselo a mi madre, que me decía que a ver si se le había caído a alguien, Coño pues claro que se le había caído a alguien, pero ahora lo tenía yo..a si es que se vino conmigo para comprobar que allí no había nadie sentado y al final el billete acabo en mi hucha verde del Banesto (quien no ha tenido una).





El bar del parque ¡otra cosa no será pero mesas ponía unas pocas!, llegaban hasta la fuente central, a casi la puerta del parque infantil y se extendía por todos los caminillos flanqueados de setos. Como todos los bares, el bar del parque a mí me chiflaba , recuerdo que tenía una pequeña bolera, futbolines, una máquina de laberinto a la que le echabas una moneda, y lo mejor era , aquella máquina de poner discos y que amenizaba las noches veraniegas; El repertorio era variadito, desde Bonnie Tyler a Julio Iglesias, desde Rod Steward a Roberto Carlos, desde los Bee Gees  a Camilo Sexto!
El parque municipal, era un hervidero de gente paseando por esa tierra húmeda , comiendo helados , sentados en las mesas del bar, apoyados en la barra, sentados en los brazos de aquellos hermosos bancos de granito rosado, comiendo “espuertas” de pipas, una algarabía de niños jugando, novios disfrutando del frescor de los árboles, matrimonios descansando de los días de trabajo veraniegos en un tiempo en el que el aire acondicionado no se conocía en Socuéllamos ni en media España, y pasar calor era de verdad ,¡¡pasar la “chicharrina padre”!!  
A mi me gustaba cuando el verano iba avanzando y tocaba la banda municipal en aquel escenario que ponían al lado de la parte central y que servía a su vez para hacer las verbenas, instalaban unas tiras de luces de colores de farola a farola , todo lo largo que era el paseo central, y la gente parecía más contenta..la feria se acercaba!!
Casi todos los días volvíamos a casa a cenar pero los sábados eran distintos, los sábados salíamos después de cenar, como casi toda la gente, y entonces también venía mi padre los juegos eran de noche , y los polos, y el guarreo de la fuente, y el parque infantil, y las chapas, y al regresar a casa me gustaba subirme al pequeño murete de piedra sobre el que descansaba la valla del parque y andar allí encima subido, pasando la mano por las barras de la valla, barras azules y una blanca, barras azules y una blanca, y así hasta llegar al final donde daba un gran salto!!. Pero los Sábados al volver a casa los cuatro ,a mi me entraba la pájara, y me ponía “ronchón”, más o menos a la altura de la farmacia de don Victor  ,y mi padre me cogía en brazos porque yo me dormía andando..-¡¡cada vez pesas más, de aquí a dos días no voy a poder contigo!!- me decía- pero yo ya estaba en el séptimo cielo. Ahora pienso en lo que yo tenía que pesar con cuatro o cinco años y en la edad que tenía mi padre y en la escalera de mi casa y me doy cuenta de lo que se debe querer a los hijos…
Y aquí estaba yo en la camita recordando el día de ayer y pensando en lo bien que lo pasé en el parque y en las chapas y en los polos y en todo lo que jugué, y todo lo que guarreé con el agua y pensando en cómo se lo iba a decir a mi madre..En fin tendría que armarme de valor!!!..
Mamaaaaaaa que me he meao en la camaaaaa!!!!!



-Este crío!!!, será que no te lo dije anoche que no te “empanzinaras” de agua, venga anda levántate…que ganas tengo de que crezcas y te vayas ya a la mili!! (típica frase de madre).
Pues sí , al final me fui a la mili…pero eso ..eso si que es ya otra historia!!

martes, 15 de mayo de 2012

UN PUÑAO DE CANICAS Y UN TACO DE CROMOS


UN PUÑAO DE CANICAS Y UN  TACO DE CROMOS

La verdad es que todo ha cambiado bastante, principalmente porque ya no veo a niños ir al cole solos, ahora veo a padres ir al cole a llevar a los niños. He de reconocer que si mañana tuviese un hijo, también lo llevaría; ¡¡Cualquiera deja a su hijo solo con lo que vemos en la tele!!
Debía de ser muy pequeño, quizás seis o siete años, las mañanas comenzaban muy temprano, o a mí me parecía muy temprano, el caso es que no me hacía vivo ni a la de tres!! Madre mía que sueño pasaba, recuerdo estar sentado en el borde de la cama con los ojos cerrados y mi madre vistiéndome como si se tratara de un pelele, el cuerpo no me respondía, mis brazos estaban muertos, y ahora imagino el esfuerzo que le tenía que suponer a la pobre quitarme el pijama y ponerme la camiseta, la camisa y el jersey levantándome los brazos y metiéndolos en aquellas pequeñas prendas como si de un cadáver se tratara.
En verano me gustaba lavarme la cara como mi padre, a buzas , o sea, llenando el lavabo y cargando las manos de agua para estamparlas contra mi pequeña cabeza. La gran diferencia es que él no manchaba nada y yo lo ponía todo perdido. Pero en invierno, ¡Ay amigo en invierno!, ¡cualquiera metía las manos en el agua!..para los días de frío  yo utilizaba el conocido método,” lavarte como un gatete”, que era ni más ni menos que mojar un trozo de toalla y darte un poco por encima, pero mú por encima!!!



En lo que no ha cambiado nada mi manera de despertar de aquellos años de mi infancia a estos actuales es en lo de levantarme con hambre, lo mío es ya una cosa fuera de serie ,es abrir el ojo y si tuviese un bocadillo de cantimpalo en el cajón de la mesilla, no llegaba con él al baño, por el camino me lo había cascao. Así es que imaginaros lo primero que preguntaba cuando me empezaba a espabilar… -¿hoy que comeeeemooos?-...y todo me gustaba, a excepción de las alcachofas y las gachas; lo mío con las gachas es curioso ,no me gustaban porque no las había probado, y es que me daban asco por el aspecto, pero fue probarlas por primera vez con 13 o 14 años, y pasar a ser mi comida favorita ,el problema es que cuando como gachas me mojo un pan porque no se comer como las personas..me puede lo que es el ansia viva!!..Así es que después de vestirme y lavarme me mandaban a por el pan yo creo que para que me espabilase con el frescor mañanero…ahí me tenéis a las ocho y media de la mañana con los ojos aún pegaos y mi bolsa de tela en la mano calle arriba a la panadería de Ambrosio ,antes de doblar la calle ya iba llegando a mi pituitaria el aroma a pan, a horno, y me iban entrando las hambres… recuerdo aquella puertecilla gris y aquel olor que se multiplicaba en intensidad al entrar, ¡¡madre mía!! es uno de mis olores favoritos. Recuerdo aquel mostrador que había al pasar a la derecha, con todo lleno de panes de mil maneras , barras, tortas de pan de esas planas ovaladas, bollas, galletas de horno,  bollos , roscas,  magdalenas de esas grandes que chorrean lagrimones por los bordes y se les queda arriba un cobollete grande y blanquito, galletas de horno, y mil productos panaderiles que ya no recuerdo…




A mí como siempre, ya sabéis, me gustaba bacinear y cuando tenía gente delante disfrutaba aún más porque mientras, podía observar como sacaban los panes del horno. Casi siempre lo hacía Ambrosio , y otro señor bajito que siempre le ayudaba, y yo miraba como metían aquella vara larga y sacaban esos panes que por arte de magia habían crecido en el horno y al volcarlos en aquel cajón de madera resonaban tan bien… y que bien se estaba allí tan calentito viendo trabajar a esos panaderos en camiseta blanca. Ellos , pensaba yo, no tenían esos problemas al vestirse, con esa camisetilla pronto estaban apañaos. Seguro que si en ese momento me hubiesen preguntado que qué quería ser de mayor , hubiera dicho sin dudarlo-¡¡ pues panadero, como Ambrosio!!!- En esa casa que yo recuerde trabajaba toda la familia, porque a mi me ha despachado él , su señora y todos sus hijos e hijas, siempre había alguien de la familia por allí , aunque a quien más recuerdo es a sus hijas.
-¿Qué vas a querer?- -una rosca, una barra y un bollo-, yo habría las cintas de tela de la bolsa de pan y me lo iban echando todo ahí dentro , todo tan calentito!!!!al salir del despacho de pan me subía la bolsa a la altura del pecho para que me diera calor , abría la bolsa e iba hasta casa repizcando la rosca, que cuando llegaba a casa ya llevaba un buen trozo menos y al subir la escalera y dejarla en la cocina recuerdo a mi madre decir , ¿Qué , ya te has comido ese trozo que falta?, -¡no mamá ha sido Ambrosio que me la ha dao empezá!-
Antes de ir a comprar el pan a la calle Onesimo Redondo recuerdo vagamente que el pan lo llevaba a casa Manolo el panadero “el Vicentón”, ese hombre iba con una furgoneta una dos caballos color crema con cajas llenas de pan , recuerdo bajar con mi madre o yo solo a comprar el pan , sabíamos que estaba en la calle porque tocaba el pito del coche de una manera muy particular y aparcaba siempre en las portadas de mi casa y ahí nos juntábamos los vecinos a comprar lo que necesitábamos, a mi siempre me gustaban los colines que llevaba, ¡eso si que no se me olvida!, y también recuerdo que en uno de los laterales de la furgoneta llevaba un bote de plástico llenos de chicles bazoka, algunas veces los chicles se ponían mas duros que los pies de cristo pero te los echabas a la boca y después de tenerlos un rato en “modo hormigonera”, ya podías hincarles el diente!..recuerdo a este hombre muy dicharachero, siempre tenía algún chascarrillo o alguna broma, pero esto ya digo lo recuerdo muy vagamente, yo debía ser muy pequeño, me cuentan que a veces cuando le pagabas con de diez duros ,él al darte el cambio decía: trece y doce vicentico y vicentico.. ¡¡Vicentón!! aludiendo a su apodo.








El desayuno casi siempre era el mismo, un buen tazón de leche con colacao, la leche también la traían a casa, la familia León que actualmente tienen el supermercado en el paseo Calvo Sotelo y había que hervirla porque venía recién ordeñada, rara era la casa en la que no se salía de vez en cuando la leche porque uno no estaba pendiente y recuerdo lo bien que olía esa leche y esa nata que hacía que a mí tanto me gustaba y a mi hermana había que colarle porque le daba asquete!!..
Lo del colacao es generacional, vaya que mi época fue del colacao, quizás de las últimas, porque pronto , la muchachada se empezó a dividir entre el colacao y el nesquik .Mi forma de prepararlo era echar colacao hasta que se ponía la leche bien oscura, luego le metía galletas hasta que se quedaba todo hecho un amasao, y luego le añadía más colacao por encima, y eso que a mi me estaba tan bueno de pequeño, es fácil que lleve sin comérmelo mas de 30 años, algunas veces nos olvidamos de lo buenas que están algunas cosas y lo sencillas que son, pero sin saber por qué no volvemos a hacerlas.






Y tras desayunar y coger la cartera y el bollo lleno de jamón serrano, un puñao de canicas y un taco de cromos, cogidos con una gometa de “los zapatos”, bajaba la escalera (por la baranda) y salía de casa en dirección al Coso Viejo.
Eso si era un hervidero de chicos por las calles recuerdo que bajábamos muchos, cuadrillas grandes, recuerdo las cuadrillas de los hijos de Julian Lara y creo recordar también a unos primos suyos y muchos niños que vivían calle arriba , yo iba casi siempre con mi primo Ricardo que me solía llamar cariñosamente “melón” para hacerme rabiar y con el que compartía “cienes y cienes” de bacinerías, después se unían algo más abajo los hijos de Pepe Parra el fontanero y más adelante los hijos de Antonio del Coso que engordaban el grupo de chiquillos.
En esa zona recuerdo muchas veces ver de salir a vender por las calles a Paco “el rano”, iba con su carro rojo y su mula , gritando -¡¡vaya patataaas que llevo hoooyyy!!, y anunciando las propiedades del género que vendía según las dolencias de las “Marías”:-¿tienes al marido  resfriao? unas buenas naranjas o si no perejil, -¿te duelen las rodillas?- -¡¡eso te comes una cebolla cruda y se te pasa hooombre!!-, ¿pal dolor de muelas?, ¡los ajos!..y lo mejor es que aquella mula ya sabía dónde tenía que parar sin que nadie le dijese na!!Recuerdo muchos años más adelante las conversaciones que tenía con él en mi peluquería , le gustaba quedarse conmigo hablando de temas de actualidad: ¿¿tu no ves Abrancete que esto va a pegar el pedo por algún lao, pero un pedo gordo?? -Esta claro, y si no acuérdate de mi, ¡tanto piso , tanto piso, hay más piso que personal… a la final esto pega el pedo!, y recuerdo que siempre remataba las frases diciendo: -¿ me entiendes a lo que voy?-.¡Ya lo creo Paco!- pienso ahora-..¡si que ha pegao el pedo si!
Al llegar a esa zona ,-ya digo-, acudían chicos y chicas de la calle Amargura, por ambos lados, ahí mi primo se esperaba casi siempre a sus amigos, recuerdo a Javi Pajarito que se unía a nosotros y su primo Miguel Ángel que iba conmigo a clase.  Y comenzaba a notarse una alegría y un griterío increíble ,y en esa esquina en la puerta viéndonos de pasar: el molinero, que yo creo que sigue ahí. Recuerdo que en las mañanas de primavera esa zona estaba llena de golondrinas que planeaban a ras de suelo las calles, esquivando a los colegiales, y cada metro que avanzábamos más y más gente y más y más golondrinas. Parecía como si se alegrasen de vernos.
Hubo una temporada en que esa zona un poco más adelante casi llegando al colegio las calles estaban levantadas y había grandes zanjas y grandes tuberías por las que podíamos correr dentro de ellas de pié, yo creo que eran tuberías para canalizar la acequia, imaginaros la de persecuciones, guerrillas y apedreos, que tuvieron lugar en aquellas “trincheras”, yo recuerdo pasarlo en grande tirándome a las zanjas y llegando a casa con los pantalones “pa rodilleras” , los jerseys “pa coderas”, y tierra pa llenar un capacho!!
Al llegar al cole ,la acera de la izquierda, la que pegaba a la valla estaba llena de “guás”(hoyos), para jugar a las canicas, aún recuerdo pasar allí buenos ratos antes y después de las clases, en cuclillas y de rodillas arreando “setos” a las bolas y apurando la hora al máximo, pienso en aquellas frases “leyes”:-ni que pidas y pido-, -pido sucio-,-pido enviar-,-no vale manga-,-carambola seto a la bola-, -gua muerto-, -cebo-…jajaja que recuerdos!!!





Y al entrar al cole antes de ir “a formar” recuerdo que en la entrada había un busto homenaje a Pedro José del Amo y estaba puesto en un pie de piedra con un poyete abajo donde me sentaba con algún amiguete a cambiar los cromos, que como podréis imaginar no eran precisamente de futbol…a mí Pirri, Camacho, Santillana, Marcelino, Ruben Cano..poco me importaban,¡¡ mis cromos eran de Mazinguer Z!!



Y a la hora de siempre nos poníamos en fila en lo que entonces llamábamos “pista de futbol”, que si te caías te sollejabas el alma, dispuestos a entrar a las aulas a dar clases para ser unos hombres y mujeres “de provecho”…aunque eso..
…eso ya es otra historia     

lunes, 7 de mayo de 2012

LOS PECES NO TIENEN VARICELA!!


LOS PECES NO TIENEN VARICELA!!

Andábamos de camino a la tienda de mi primo Casildo (que realmente es primo de mi madre), y yo ya tenía la mosca detrás de la oreja, estaba seguro de que todo era una excusa para ir al médico, la verdad es que no me encontraba mu católico últimamente, me dolía la cabeza, estaba calenturiento e incluso había perdido las hambres que tanto me caracterizaban. De eso me dí cuenta al pasar por la cera a la altura de aquellas ventanas que había frente a la "placeta del polaco", esas ventanas pequeñas rectangulares , daban a lo que era el primer obrador de precocinados Cabezuelo, y siempre que pasaba por ahí corriendo, aspiraba ese olor a delicia de merluza y me entraban unas hambres que pa qué!! Pero ese día era distinto, ni yo iba corriendo, ni tenía ganas de verme, ni me entraron esas hambres locas al aspirar ese aroma que tanto me gustaba.
Entramos a la tienda de mi primo, una mercería todo terreno donde podías adquirir desde una madejas de lana, genero de punto, lencería “gorda y fina”, botones , cremalleras, corchetes, pijamas y multitud de artículos entre los que se encontraban los vaqueros que yo solía gastar, esos famosos Caster o los Lois.



 Mi madre saludó a su tía Ángeles (la madre de Antonio Casildo), la cual me dio dos besos y me dijo como siempre lo grande que estaba ,y yo me dediqué como siempre a ser un poco bacín, aunque no me apetecía mucho moverme, mi fiebre se iba apoderando de mí, y esos picores que notaba en unas manchitas rojas que me iban apareciendo por el cuerpo me empezaban a mosquear y cada vez tenía más claro que iba a ser carne de cañón , como el resto de mis compañeros de clase. Mi primo Antonio se acercó a mí, yo estaba sentado en la parte baja del mostrador, un mostrador marron y blanco que a mí me parecía modernísimo y me servía de juego, cada vez que iba a la tienda. -¿Qué pasa nene , dice tu madre que estas malo?-
-Eso te pone Pepe Luis cuatro jeringazos y te quedas nuevo-…Bastante había dicho mi primo, había nombrado al mismo demonio!!!!...Pepe Luis!!!el terror de los niños, la amenaza de los parvularios, ese rejoneador de “culetes tiernecicos” era mi mayor pesadilla…Ahora si me había entrao la fiebre y los siete males, efectivamente todo era una emboscada para ir anca Don José Pizarro, nuestro médico de cabecera que a pesar de que nunca me había hecho daño,  siempre solía rematar la faena con su mozo de espadas preferido... Pepe Luis!!…mi suerte estaba echada!!!
Salimos de la tienda , y ya no se si mi madre compró algo o no, estaba convencido de que todo había sido una tapadera para ir al médico. Atravesamos la "placeta del polaco" girando a la derecha dejando atrás la cabina telefónica y ese buzón de correos donde todos los años echaba mi carta de los reyes magos y entramos a la consulta de don José subiendo aquellos dos escalones.




 No había nadie y entramos derechos a la consulta después de llamar a la puerta, allí estaba Don José, y su escribiente sentado frente a aquel escritorio…Recuerdo esa consulta con un montón de armatostes de esos de los médicos de entonces, artilugios blancos y metálicos, que hoy bien podrían utilizarse en una buena película de terror , pero en aquellos tiempos serían de los más avanzados del momento. Al buen hombre no le hizo falta indagar mucho para saber lo que me ocurría, y es que eran los mismos síntomas de una enfermedad viral por la que habían pasado ya otros quinientos mocosos…Me miró las manchitas, le preguntó a mi madre cuatro cosas y sentenció con aquella voz aguda e inconfundible: ¡¡Efectivamente, es varicela!!, pues nada una semanita en cama y cuatro ampollas inyectables y como nuevo!!. Mi pequeña cabeza comenzaba a procesar: Inyectables, inyec - tables, inyec - ción, vaya lo que es lo mismo que “jeringables”!! ya me temblaban las piernas ná más que de pensarlo.

 Y aquí tenéis al novillo de la ganadería de los López y los Martínez , saliendo de los toriles de don José Pizarro con unos lagrimones como puños y un palote en la mano, “palote obsequio” con el que me había mirado la garganta, “puto palote” a modo de divisa que llevaba en mi mano temblorosa, camino de la maestranza (mi casa) donde al día siguiente ,con el permiso de la autoridad (mi madre) si el tiempo no lo impedía (¡que iba a ser que no!), aquel novillo caería rendido bajo la certera estocada del famoso rejoneador “el niño de la vespino” (Pepe Luis).
Camino de casa pasamos por la farmacia de Desamparados, en la esquina de Don Quijote con General Aguilera, donde sigue a día de hoy y completamente reformada ,(recuerdo ese olor característico que había en las farmacias y que ahora se ha perdido o al menos no es tan intenso) ,a mi me gustaba ir allí porque era una farmacia muy moderna distinta a las que se solían ver en los pueblos, con un techo muy bonito que hacía unas formas raras con las que me quedaba embobado, pero lo mejor y con lo que yo más disfrutaba era con un gran acuario que había empotrado en una de las paredes , lleno de peces de todos los colores que iban de un sitio para otro.




En casa realmente siempre la llamamos la farmacia de Santiago que era uno de los dependientes que la atendía. En estos momentos ya había terminado de despachar a mi madre que me estaba llamando para marcharnos, pero yo estaba allí viendo a aquellos aburridos animalicos acuáticos moverse de aquí para allá.
Qué suerte ser un pez, -pensaba yo-, seguro que los peces no tenían varicela. -¡¡Chaval, toma que se te pase el berrinche!!!- Me decía Santiago moviendo una caja roja que agitaba a modo de sonajero..este Santiago si sabía ganarse a la “muchachada”….pastillas “Juanolas”!!!.
-Mamá ya que tengo que estar una semana en la cama cómprame un tebeo-
-Bueno pero con la condición de que mañana te portes bien-
-¡Venga vale!- (mentía como un bellaco!!)
Hombre chaval ¿Dónde vas por aquí? preguntó Jose María el del carrete
-A por un tebeo, que estoy malo y los míos ya los tengo muy vistos-
Jose María se fue al fondo de la tienda y busco por abajo del mostrador , y sacó un taco de tebeos, de la colección olé; Allí estaban mis amigos Zipi y Zape, el botones Sacarino, Rompetechos, Mortadelo y Filemón, Carpanta, Pepe Gotera y Otilio, El 13 rue del percebe, Anacleto agente secreto…yo elegí un par de ellos, mirando a mi madre con cara de circunstancia, pero ella no dijo nada y le pagó a Jose María que se despidió..Bueno chaval que te mejores!!....y apreta el culo!!!




Vaya si lo iba a apretar, le iba a reventar la aguja a Pepe Luis , pensaba al día siguiente en la cama haciéndome el machote, pero fue oír la moto que paraba en la calle y llamar al timbre de casa y se me fue la valentía aprííísa!!!! Pepe Luis no es que fuera persona de muchas palabras , pero ahora al cabo de los años entiendo que demás aguantaba el buen hombre si en cada casa lo recibían con un espectáculo como el que le esperaba en la mía.
 Yo ya estaba en el “corredor de la muerte” o lo que es lo mismo en el salón de mi casa sentado en el sofá  viendo todo aquel ritual que precedía a mi “sacrificio”, sabía a ciencia cierta que lo iba a pasar peor que el que “se tragó las trébedes” ,esos recipientes de acero inoxidable que hacían de “hornillo” para desinfectar las agujas, ¡madre mía que agujas!, ya notaba como a mi boca afloraban los “pucheros”, Pepe Luis montaba la aguja, ¡ay que “asuras”!, sacaba el frasquete , lo pinchaba y extraía el contenido estirando del extremo de la jeringa, a mi a tó esto ya me habían entrao los calores de la muerte, él levantaba la mano con el arma cargada, apretaba para sacar el aire de la “recamara”, miraba a la jeringa, me miraba a mi con ese ceño fruncido ,y yo pensaba: Ahora o nunca macho!!!...pies pa que os quierooooo!!!!a correr!!!







Eso si era correr, y no lo de Roberto Parra...pasillo pacá, pasillo payá, mi madre por un lao, Pepe Luis por otro, a tó esto mi hermana llorando  también pensando la pobre que ella iba la segunda en “el cartel”, mi salvación la puerta de la terraza, me teníais que ver bajando las escaleras, corriendo en pijama por el corral y mi madre detrás de mí…-¡¡como te coja yo encima te voy a poner el culo como un tomate!!!- persecución por el corral…y vuelta para arriba , Pepe Luis espatarrao me estaba cortando el paso en el pasillo , pero yo me tiré en plancha y pasé por debajo de sus piernas y seguí la huida hasta mi habitación, ya no tenía escapatoria acababa de firmar mi sentencia, un hombre debajo de la cama es carne de cañón!!!.. Ella por un sitio y él por el otro , al final me engancharon!!
Mi madre en un periquete  y sentada en sofá, me tenía tumbado boca abajo encima de sus rodillas, y con el culo al aire esperando el “estoque”, yo apretaba los molletes con todas mis fuerzas y de repente sentí un roce frio de algodón mojado en alcohol y dos golpes, que no me hicieron apenas daño, -ale ya está- dijo Pepe Luis- , no puede ser, ¿ya está? …¿tanto para esto?!! ..¡¡si no me ha dolido!!.
Es entonces cuando volví a relajar los músculos del culo y este se puso bien blandito, ahí en ese preciso momento entraba “el niño de la vespino” con su estocada certera en ¡¡el hoyo de las agujas!!!  …¡¡¡Chás!! Reeejooonaaazoooo de muerte, ¡¡¡La madre que parió a Panete!! Si yo sabía que si dolía…venga a llorar otra vez!!!..y mi hermana también la muy solidaria!!!
-Bueno Hortensia , hasta mañana- decía el hombre bajando la escalera, con su maletín…y yo pensaba, ¡¡vale, pero mañana no me pilláis!!.
…Y así pasaba la semana acojonado esos cuatro días de “toros”, y disfrutando de Mortadelo y Flilemón, aunque al final ya era un poco aburrido y te dabas cuenta de que donde realmente estabas bien era jugando con los amigos en el cole, y en la placeta, al pillao, al bote bote y al “churro, media manga, mangotero”.
…aunque eso…eso ya es otra historia!!



miércoles, 2 de mayo de 2012

LOS DOMINGOS DE MISA DE DOCE

LOS DOMINGOS DE MISA DE DOCE

Aquel domingo de primavera, recuerdo que salimos mi padre y yo temprano , íbamos por la calle Don Quijote, recuerdo que me llevaba de  la mano, bueno ,mejor dicho del dedo, recuerdo siempre cogerle del dedo e ir andando con él. Nos saludaba mucha gente ,yo creo que lo conocía todo el pueblo, -¿Dónde vas con el pollete Abraham?-, nos preguntó un señor mayor con un blusón negro, una boina calada un poco de lado y un enorme puro, -vamos ahí a la churrería-, -ale, dale recuerdos a la señora-,yo miraba a mi padre, -papá ¿Quién es ese hombre?, -ese es Manolo Plaza , un amiguete de la familia- –ah-.Yo siempre , le preguntaba , quién era la gente, me gustaba saberlo y eso que era aún muy pequeño , pero ya iba yo cogiendo “trazas de bacinaco”.
De mi casa ala churrería hay un trayecto bien corto ,pero  nos podían saludar tantas personas como hubiese por la calle, lo conocía todo el mundo, y algunos le decían ¡¡¡adiós “maestro”!!!. –papá, ¿tu no eres maestro, tu eres peluquero , no?. –Sí, pero es una costumbre de antes, viene de maestro barbero, comprendes?. Vaya cosas raras tenían los mayores!!!!!
Llegamos a la churrería, un cuartete pequeño, de fachada pequeña, con una cocina pequeña, recuerdo que todo era pequeño, bueno, todo…excepto la churrera, y no es que fuera muy alta sino que era más bien ancha, la recuerdo detrás del mostrador remangá, dispuesta al ataque ,jejeje. Había gente sentada en las pocas mesas que disponía el cuartete, y devoraban churos, mojándolos en humeantes tazas de chocolate. Teníamos gente esperando delante de nosotros pero yo me ponía en el borde del mostrador observando a la Pili, esperando lo que para mí era un espectáculo ¿Cuántos?-preguntaba a una señora que había delante-, -dame doce-. Ella comenzaba a girar la gigante rosca que ocupaba casi el ancho del mostrador de mármol blanco, y al mismo tiempo que la giraba los iba cortando, todos de la misma medida y a “todo follete”…clas, clas, clas, clas ,clas….la rosca giraba y se hacía más pequeña, clas, clas ,clas..diez , once , y doce, contaba yo que casi no me daba tiempo, y en un abrir y cerrar de ojos los churros pasaban a un paquete de papel y a una bolsa, cobraba, y decía ¡¡¡El siguiente!!...¡¡¡Vaya manera de despachar!!!..cuantos más churros pedían mayor era el espectáculo, y si la rosca desaparecía , una señora venía por detrás y volcaba de una bandeja redonda de metal otra rosca nueva –Dame veinticuatro- -¡¡Jo veinticuatro!!...yo abría los ojos y alucinaba con esos rápidos clas, clas, clas, clas!!!!...Por fin nos tocaba..-¿hoy te has traido al mono?, le decía a mi padre riéndose, -Sí, hoy ha madrugado un poco más y se ha venido conmigo-, -dame seis y otros seis de los pequeños-, Vaya pedido!!! Seis los cortaba en ná de tiempo, eso estaba chupao pa la Pili!!!!!-Toma te echo la porra que sé que te gusta Abraham- y nos íbamos tan contentos con nuestra bolsa .
La Pili siempre tenía (y tiene) una sonrisa e incluso cuando al cabo de los años aquel niño se hizo adolescente y algunas ferias llegábamos los amigos “cargados” y dando guerra, ella nunca perdía la paciencia).

Cuando llegábamos , la casa olía a chocolate, mi madre lo tenía preparado en la mesa de la cocina, ese chocolate del Cristo, aún recuerdo esas pastillas de chocolate con el envoltorio  naranja , con el dibujo de un Cristo y que algunas veces me daban junto con un trozo de pan para merendar, y otras veces lo cortaba yo sin que me viera nadie y me lo comía  “a palo seco”!!! Y allí sentados en la cocina nos liábamos a comer churros mis padres y yo, y claro está, también guarreaba en el chocolate mi hermana que estaba allí sentada echa un “bollete”, pa comértela!!!...con esa lengua de trapo con la que me llamaba “pache".
Los domingos, ¿cómo no?, eran de ir a misa de doce, allí estábamos los tres (mi hermana se quedaba al cuidado de una tía de mi madre) esperando que comenzase la misa. Siempre íbamos a la capilla de la plaza de Jose Antonio, (actual Plaza de la Constitución), y nos sentábamos en los bancos de la derecha, casi al principio; A mi la misa (imagino que como a todos los niños de cinco o seis años) me parecía un royo, tanto levantarse y sentarse, tanto protocolo …y eso que mi madre se esforzaba en enseñarme todas las cosas que había que hacer, pero aunque me pareciese un poco tostón , yo siempre me quedaba atónito escuchando los sermones de don Lorenzo, le gustaba hablar a la gente de una manera muy cercana, muy campechana y siempre comentaba alguna lectura del evangelio y la pasaba a la vida real poniendo ejemplos. Recuerdo que muchas veces comenzaba su “discurso” diciendo…Amadísimos hermanos…bla bla bla. Cuando bajaba esos peldaños para dar la comunión , lo recuerdo que comenzaba a cantar…Juntoooos como hermaaaanos, mieeeembros de una igleeeesia, vaaaamos caminando , al encueeeentro del Señoooooor!!!!...recuerdo a todos cantando, hombres y mujeres, y me viene a la cabeza aquella inconfundible voz de doña Tere, la maestra que se sentaba cerca de nosotros. Cuando terminaba la misa mis padres se quedaban charlando en la puerta de la iglesia con algunos amigos, y recuerdo que ese día don Lorenzo salió vestido ya con su traje gris. Ese hombre alto y un  tanto entrado en kilos, se agachó , me cogió del hombro y me miro fijamente con aquellos ojos pequeños que se escondían tras esas gruesas gafas de pasta y me dijo: ¿tú cómo te llamas chaval? –yo me llamo Javier-, -¿Cómo que Javier? Tú te tendrías que llamar Isaac hombre!!, ya que tu padre se llama Abraham-…entonces comenzaba a contar la historia..¡¡¡Abraham, Abraham, detente, detente y no mates a tu hijo Isaac!!!jajaja se reía y me volvía a decir…te deberías llamar Isaac!!!! ..desde entonces don Lorenzo siempre me llamó Isaac, y más adelante que tuve la oportunidad de conocerlo más , me demostró que era , lo que parecía..una buena persona!!así es que se fue andando a su cita obligada de los domingos…de la iglesia , a la “catedral”… la “catedral” de la caña…el Bar Medrano!!!
Mi madre se marchó calle arriba con unas amigas a casa, a cuidar de la peque y a hacer la famosa “paella de los domingos”, y yo me quedé ahí con mi padre bajo los rayos de ese sol de primavera viendo el bullicio de la plaza, los chavales corriendo a la Prisca , los mayores a los bares, o de paseo al parque. -¿Ahora que hacemos?- - pues ahora lo verás- cruzamos la calle, entramos en la plaza y después de pasar el cuartete de la Prisca y de la María, doblamos a la derecha entrando por un arco de obra que unía dos muretes de celosía de ladrillo, allí había mucha gente bajo una cubierta de uralita sentada en mesas de terraza de madera y metal, cruzamos la calzada y entramos en un bar (la Marisquería Cabezuelo)…había mucha gente dentro , mi padre se puso a hablar con unos amigos y yo claro está a bacinear tó, bien bacineao!!!





Que bien olía allí, olía a marisco, (bastante pijo sabía yo lo que era el marisco, pero a mí me olía de puta madre), anduve de un lado para otro, encontré un pasillete y llegué a un mostrador con una vitrina de cristal, yo pegué la cara al cristal y ví que aquello estaba lleno de bichos de todos los colores, langostinos, cigalas, nécoras, carabineros, percebes, almejas, navajas, bígaros, y tras el mostrador un señor  y un par de chicas pequeñas ,también bacineando y “ayudando” a su padre. El hombre  se me quedó mirando y con una sonrisa me dijo..-Y tú ¿de quién eres?-, -yo, de Abraham el peluquero-,-¡hombre el chico de Abraham! ¿Y de qué equipo eres?...yo me encogí de hombros,( a mi eso del futbol, se ve que ni de grande ni de chico)…-¡tú tienes que ser del Bilbao chaval como tu padre y como yo, ese es el mejor equipo!..Y como dirían los viejos: parece que estoy viendo a Carmelo como si fuese ayer y seguro que cuando pasó esto, él tenía menos años que tengo yo ahora!!!.Años más tarde pude comprobar el tipo de persona que era Carmelo y compartir con él una de las cosas que más nos gustaba a los dos y no era el Bilbao sino el carnaval!!.
Mi padre me estaba esperando con una mirinda , a él le gustaba estar en la barra, cosa que he heredado , yo me fijaba en todo ,veía como de la cocina sacaba la Josefa raciones y raciones,y disfrutaba de aquel bullicio de aquellas voces , aquellos olores, a marisco , a patas de calamar a la plancha, a vino marisquero, cerveza y humo,  en ese bar decorado con una pared de azulejos muy raros y con cuadros y posters del Athletic de Bilbao…¡¡¡como me gustaban los bares!!!




  .Mi padre había pedido unas gambas a la plancha y me enseñaba como se comían, como se quitaba la cabeza y se chupaban ,mmmmmmm que saborrrr, me enseñó a pelarlas, y recuerdo que eso se me daba peor , así es que él me las iba pelando y yo me las iba comiendo, aunque me cundía a mi más que a él…¡¡¡lo recuerdo con tal intensidad que me parece que fue ayer!!!...¡¡¡¡y que buenas estaban aquellas, mis primeras gambas!!!!...que se lo dijeran a don Lorenzo que a unos metros de nosotros en el Medrano seguro que se estaba apretando otra ración!!!!



De vuelta a casa mi padre me decía –si te pregunta tu madre, dile que venimos del parque de pasear-, pero verás como ella es tan lista que no la vamos a engañar.
Y efectivamente al subir , ella decía ¿de donde vienen el padre y el hijo? –del parque de pasear-. Mi madre me cogía las manos y me las olía…¡¡¡??con que del parque eh???¡¡…y mi padre me miraba y me guiñaba un ojo!!!.entonces nos sentábamos a comer paella , y yo me ponía morao, y es que gracias a Dios a mí el aperitivo nunca me ha quitado las ganas de comer!!!
Recuerdo aún aquellos domingos de “misa de doce” que tampoco duraron mucho pues cuando pasó un poco tiempo comencé a ir a las monjas a la conocida como “misa de los niños”, que no es que cambiase yo por nada los sermones de don Lorenzo , pero es que a la misa de “niños”…también iban “niñas”..jejeje…aunque eso…eso ya es otra historia