lunes, 7 de mayo de 2012

LOS PECES NO TIENEN VARICELA!!


LOS PECES NO TIENEN VARICELA!!

Andábamos de camino a la tienda de mi primo Casildo (que realmente es primo de mi madre), y yo ya tenía la mosca detrás de la oreja, estaba seguro de que todo era una excusa para ir al médico, la verdad es que no me encontraba mu católico últimamente, me dolía la cabeza, estaba calenturiento e incluso había perdido las hambres que tanto me caracterizaban. De eso me dí cuenta al pasar por la cera a la altura de aquellas ventanas que había frente a la "placeta del polaco", esas ventanas pequeñas rectangulares , daban a lo que era el primer obrador de precocinados Cabezuelo, y siempre que pasaba por ahí corriendo, aspiraba ese olor a delicia de merluza y me entraban unas hambres que pa qué!! Pero ese día era distinto, ni yo iba corriendo, ni tenía ganas de verme, ni me entraron esas hambres locas al aspirar ese aroma que tanto me gustaba.
Entramos a la tienda de mi primo, una mercería todo terreno donde podías adquirir desde una madejas de lana, genero de punto, lencería “gorda y fina”, botones , cremalleras, corchetes, pijamas y multitud de artículos entre los que se encontraban los vaqueros que yo solía gastar, esos famosos Caster o los Lois.



 Mi madre saludó a su tía Ángeles (la madre de Antonio Casildo), la cual me dio dos besos y me dijo como siempre lo grande que estaba ,y yo me dediqué como siempre a ser un poco bacín, aunque no me apetecía mucho moverme, mi fiebre se iba apoderando de mí, y esos picores que notaba en unas manchitas rojas que me iban apareciendo por el cuerpo me empezaban a mosquear y cada vez tenía más claro que iba a ser carne de cañón , como el resto de mis compañeros de clase. Mi primo Antonio se acercó a mí, yo estaba sentado en la parte baja del mostrador, un mostrador marron y blanco que a mí me parecía modernísimo y me servía de juego, cada vez que iba a la tienda. -¿Qué pasa nene , dice tu madre que estas malo?-
-Eso te pone Pepe Luis cuatro jeringazos y te quedas nuevo-…Bastante había dicho mi primo, había nombrado al mismo demonio!!!!...Pepe Luis!!!el terror de los niños, la amenaza de los parvularios, ese rejoneador de “culetes tiernecicos” era mi mayor pesadilla…Ahora si me había entrao la fiebre y los siete males, efectivamente todo era una emboscada para ir anca Don José Pizarro, nuestro médico de cabecera que a pesar de que nunca me había hecho daño,  siempre solía rematar la faena con su mozo de espadas preferido... Pepe Luis!!…mi suerte estaba echada!!!
Salimos de la tienda , y ya no se si mi madre compró algo o no, estaba convencido de que todo había sido una tapadera para ir al médico. Atravesamos la "placeta del polaco" girando a la derecha dejando atrás la cabina telefónica y ese buzón de correos donde todos los años echaba mi carta de los reyes magos y entramos a la consulta de don José subiendo aquellos dos escalones.




 No había nadie y entramos derechos a la consulta después de llamar a la puerta, allí estaba Don José, y su escribiente sentado frente a aquel escritorio…Recuerdo esa consulta con un montón de armatostes de esos de los médicos de entonces, artilugios blancos y metálicos, que hoy bien podrían utilizarse en una buena película de terror , pero en aquellos tiempos serían de los más avanzados del momento. Al buen hombre no le hizo falta indagar mucho para saber lo que me ocurría, y es que eran los mismos síntomas de una enfermedad viral por la que habían pasado ya otros quinientos mocosos…Me miró las manchitas, le preguntó a mi madre cuatro cosas y sentenció con aquella voz aguda e inconfundible: ¡¡Efectivamente, es varicela!!, pues nada una semanita en cama y cuatro ampollas inyectables y como nuevo!!. Mi pequeña cabeza comenzaba a procesar: Inyectables, inyec - tables, inyec - ción, vaya lo que es lo mismo que “jeringables”!! ya me temblaban las piernas ná más que de pensarlo.

 Y aquí tenéis al novillo de la ganadería de los López y los Martínez , saliendo de los toriles de don José Pizarro con unos lagrimones como puños y un palote en la mano, “palote obsequio” con el que me había mirado la garganta, “puto palote” a modo de divisa que llevaba en mi mano temblorosa, camino de la maestranza (mi casa) donde al día siguiente ,con el permiso de la autoridad (mi madre) si el tiempo no lo impedía (¡que iba a ser que no!), aquel novillo caería rendido bajo la certera estocada del famoso rejoneador “el niño de la vespino” (Pepe Luis).
Camino de casa pasamos por la farmacia de Desamparados, en la esquina de Don Quijote con General Aguilera, donde sigue a día de hoy y completamente reformada ,(recuerdo ese olor característico que había en las farmacias y que ahora se ha perdido o al menos no es tan intenso) ,a mi me gustaba ir allí porque era una farmacia muy moderna distinta a las que se solían ver en los pueblos, con un techo muy bonito que hacía unas formas raras con las que me quedaba embobado, pero lo mejor y con lo que yo más disfrutaba era con un gran acuario que había empotrado en una de las paredes , lleno de peces de todos los colores que iban de un sitio para otro.




En casa realmente siempre la llamamos la farmacia de Santiago que era uno de los dependientes que la atendía. En estos momentos ya había terminado de despachar a mi madre que me estaba llamando para marcharnos, pero yo estaba allí viendo a aquellos aburridos animalicos acuáticos moverse de aquí para allá.
Qué suerte ser un pez, -pensaba yo-, seguro que los peces no tenían varicela. -¡¡Chaval, toma que se te pase el berrinche!!!- Me decía Santiago moviendo una caja roja que agitaba a modo de sonajero..este Santiago si sabía ganarse a la “muchachada”….pastillas “Juanolas”!!!.
-Mamá ya que tengo que estar una semana en la cama cómprame un tebeo-
-Bueno pero con la condición de que mañana te portes bien-
-¡Venga vale!- (mentía como un bellaco!!)
Hombre chaval ¿Dónde vas por aquí? preguntó Jose María el del carrete
-A por un tebeo, que estoy malo y los míos ya los tengo muy vistos-
Jose María se fue al fondo de la tienda y busco por abajo del mostrador , y sacó un taco de tebeos, de la colección olé; Allí estaban mis amigos Zipi y Zape, el botones Sacarino, Rompetechos, Mortadelo y Filemón, Carpanta, Pepe Gotera y Otilio, El 13 rue del percebe, Anacleto agente secreto…yo elegí un par de ellos, mirando a mi madre con cara de circunstancia, pero ella no dijo nada y le pagó a Jose María que se despidió..Bueno chaval que te mejores!!....y apreta el culo!!!




Vaya si lo iba a apretar, le iba a reventar la aguja a Pepe Luis , pensaba al día siguiente en la cama haciéndome el machote, pero fue oír la moto que paraba en la calle y llamar al timbre de casa y se me fue la valentía aprííísa!!!! Pepe Luis no es que fuera persona de muchas palabras , pero ahora al cabo de los años entiendo que demás aguantaba el buen hombre si en cada casa lo recibían con un espectáculo como el que le esperaba en la mía.
 Yo ya estaba en el “corredor de la muerte” o lo que es lo mismo en el salón de mi casa sentado en el sofá  viendo todo aquel ritual que precedía a mi “sacrificio”, sabía a ciencia cierta que lo iba a pasar peor que el que “se tragó las trébedes” ,esos recipientes de acero inoxidable que hacían de “hornillo” para desinfectar las agujas, ¡madre mía que agujas!, ya notaba como a mi boca afloraban los “pucheros”, Pepe Luis montaba la aguja, ¡ay que “asuras”!, sacaba el frasquete , lo pinchaba y extraía el contenido estirando del extremo de la jeringa, a mi a tó esto ya me habían entrao los calores de la muerte, él levantaba la mano con el arma cargada, apretaba para sacar el aire de la “recamara”, miraba a la jeringa, me miraba a mi con ese ceño fruncido ,y yo pensaba: Ahora o nunca macho!!!...pies pa que os quierooooo!!!!a correr!!!







Eso si era correr, y no lo de Roberto Parra...pasillo pacá, pasillo payá, mi madre por un lao, Pepe Luis por otro, a tó esto mi hermana llorando  también pensando la pobre que ella iba la segunda en “el cartel”, mi salvación la puerta de la terraza, me teníais que ver bajando las escaleras, corriendo en pijama por el corral y mi madre detrás de mí…-¡¡como te coja yo encima te voy a poner el culo como un tomate!!!- persecución por el corral…y vuelta para arriba , Pepe Luis espatarrao me estaba cortando el paso en el pasillo , pero yo me tiré en plancha y pasé por debajo de sus piernas y seguí la huida hasta mi habitación, ya no tenía escapatoria acababa de firmar mi sentencia, un hombre debajo de la cama es carne de cañón!!!.. Ella por un sitio y él por el otro , al final me engancharon!!
Mi madre en un periquete  y sentada en sofá, me tenía tumbado boca abajo encima de sus rodillas, y con el culo al aire esperando el “estoque”, yo apretaba los molletes con todas mis fuerzas y de repente sentí un roce frio de algodón mojado en alcohol y dos golpes, que no me hicieron apenas daño, -ale ya está- dijo Pepe Luis- , no puede ser, ¿ya está? …¿tanto para esto?!! ..¡¡si no me ha dolido!!.
Es entonces cuando volví a relajar los músculos del culo y este se puso bien blandito, ahí en ese preciso momento entraba “el niño de la vespino” con su estocada certera en ¡¡el hoyo de las agujas!!!  …¡¡¡Chás!! Reeejooonaaazoooo de muerte, ¡¡¡La madre que parió a Panete!! Si yo sabía que si dolía…venga a llorar otra vez!!!..y mi hermana también la muy solidaria!!!
-Bueno Hortensia , hasta mañana- decía el hombre bajando la escalera, con su maletín…y yo pensaba, ¡¡vale, pero mañana no me pilláis!!.
…Y así pasaba la semana acojonado esos cuatro días de “toros”, y disfrutando de Mortadelo y Flilemón, aunque al final ya era un poco aburrido y te dabas cuenta de que donde realmente estabas bien era jugando con los amigos en el cole, y en la placeta, al pillao, al bote bote y al “churro, media manga, mangotero”.
…aunque eso…eso ya es otra historia!!



1 comentario:

  1. Javi, gracias por compartir tus recuerdos con nosotros. La próxima vez que mis sobrinas se sienten en las piernas de mi madre y le pregunten de forma burlona ¿abuela, cuéntanos como se escondía cuando llegaba Pepe Luís?, no sentiré tanta vergüenza, sino pondré una sonrisa recordando tu relato.

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