martes, 22 de marzo de 2016

¡FOFISANOS Y GORDIBUENAS!

A mí si me veis por la calle andando y sin saber lo que peso, es  decir, así ‘a ojo de buen cubero’, vosotros como cualquier persona normal, imagino que más o menos tenéis claro que estoy más cerca de los cien kilos que de los cincuenta, ¿no? Pues en cualquier tienda Zara o similar no lo tienen claro. Eso sí, guapas son muy guapas todas y todos, y qué bien peinados y qué profesionales parecen, con esa soltura y ese desparpajo pa doblar veinte camisetas sin siquiera mirarlas en ‘cerocoma’ segundos.¡Pero almacántaroooo! ¿No te das cuenta que soy un bollagas? No me des camisas‘entallaetas’ que me voy a acordar de tu family cuando entre al probador.
Parece que les luce, oye. Parece que dicen: “mira, ya viene por aquí el ‘bolsas’ éste, vamos a darle unas cuantas camisas entallás y con el cuello pequeño pa que no le entren ni los tocinos, ni las cocochas”.
¡Pues mira, guapita de cara, si he pasao ha sido casi por mirar! Porque yo cuando voy a Albacete, por ejemplo, es a que me afilen las tijeras de la peluquería y a darme un homenaje de tapas en la Higuerica o algún bar similar. Si encima que vengo dándome un paseo pa que se me baje la comida y paso a mirar algo, me recibes así, me doy media vuelta y me meto en una cafetería a tomarme un café y media docena de susos, y ya se te ha acabao el ‘blas fridayn’.
En el pueblo no pasa eso. Aquí nos conocemos todos, y si vas a un comercio del pueblo a por una camisa y eres gordo, te sacan una camisa pa gordos. Y si eres flaco, pues una con menos tela, la entallaeta por ejemplo.
Bueno, luego también imagino que hay ‘gente pa tó’, que todos tenemos algo (algo mal dentro de la cabeza me refiero)… Vaya, que hay algunos como yo, o más bollagas aún, que llevan las camisas esas. ¡Pero hermoso míoooo! ¿No te das cuenta que pareces un botijete? Se ve que no. A lo mejor se ha apuntado al gimnasio, lleva una semana, ya se ve más escurriete y se ha lanzao en plancha con la camisa entallá. Bueno, con la camisa entallá, los mocasines amarillos y los vaqueros de pitillo rosa.
No me negaréis que no hay modas feas, como esa de los vaqueros de colorines, que hace dos años en el Domingo de Ramos parecía la plaza ‘El mundo de fantasía de mi pequeño pony’. Otro año empezaron a crecer los caballos de Ralph Lauren y faltaba camisa, y hubo una temporada que venían todos los polos con una banda cruzá que parecía que se bajaba la gente del coche con el cinturón de seguridad puesto ¡Ay madre qué modas!
No os ofendáis por todas estas observaciones, vuelvo a lo de antes (todos tenemos algo). Yo por ejemplo soy un tacaño comprando ropa de siempre. Me puede durar una camisa años, pero no uno ni dos, y me parece todo carísimo. Lo mío ya es de mirárselo,a mí me parece caro hasta el Primark. Siempre pongo el mismo ejemplo: a mí una camisa de más de veinte euros me parece una puñalá, es que me cuesta sacar la cartera. Ahooooora bien, llévame a un bar y ponme buenas viandas y buenos caldos, y más viandas y más caldos, y buenos postres y si me pides cincuenta como si me pides sesenta.
Con los años nos volvemos más maniáticos. Yo no sé si será la famosa crisis de los cuarenta, pero cada vez me da más igual todo. Ahora bien, lo que me molesta, me molesta más que antes ¡Me estaré haciendo viejuno!
¿Os habéis fijado, volviendo a lo de antes, cómo nos manejan para llevarnos al terreno del consumo? Ahora a los que estamos gordotes nos llaman ‘fofisanos’ ¿Pero esto qué pijo es? ¿Fofisano? ¿Pa qué, pa que me conforme? ¿Pa que no me dé cargo de conciencia? De eso nada, estoy gordo. Llámame gordo, berzas, bollagas, cebolla, fondón, rollizo… ¿Pero qué es eso de fofisano?
Y cuando aún no había asimilado lo de fofisano, me entero que hay otro término para las mujeres, agárrate que chispea: ‘Gordibuena’. ¿Pero esto qué es? Yo no doy crédito a estos nuevos términos. Vamos a dejarnos de tonterías y hacedme caso: esta Navidad vamos a meternos una buena ensalá de omeprazol aliñada con almax y resalín y secrepat reforzado. A partir de ahí, buenos almuerzos gacheros, buenos embutidos, salid a comer, a cenar, a esas cenas de empresa y esos eventos familiares donde en la mesa no faltan los puñaos gordos de langostinos con mayonesa de esa casera pa comérnosla a cucharás.
Esos ibéricos, esos quesos, esos patés, ese marisco, esos buenos chuletones. Regadlo con buenos caldos españoles, si son de La Mancha mejor, y luego vamos a emplearnos con esas bandejas de ‘chocolón de turrate’ y de ‘mazapitas de figurán’. Esos mantecaos, pastafloras, rolletes de anís, y demás menesteres locales. Zampemos Ferreros Rocher cual sapirujos y rematemos la faena con unos litros de guiscolas o gintóniles, como si no fuese a haber mañana.
Porque el día 20 igual cambiamos de presidente, o igual no. O igual no se ponen de acuerdo pa cambiar. Pero es que el día 22, igual nos hacemos millonarios, o igual no, o igual nos vemos negros también pa llegar a fin de mes. Pero lo que se lleve el cuerpo, que se lo lleve con alegría ¡A ‘vuelcabombona’!...
Y si luego no os entra el vaquero ni con mantequilla, o tienen que tirar tu madre y tu suegra de la cremallera del vestido en nochevieja pa cerrarla, o le tenéis que poner un suplemento a la goma de la pajarita pa que dé la vuelta al gaznate o entraros la camisa con calzador (aunque no sea entallá), no os sintáis desconsolados ni afligidos. Al fin y al cabo no habéis engordado, vuestro cuerpo ha sufrido una metamorfosis y os habéis convertido en unos fofisanos y en unas gordibuenas.
FELIZ NAVIDAD A TOD@S
PD: Y seguid haciendo deporte, que yo no quiero ‘quitar voluntades’, pero si salís de ‘running’ echaros papel.

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