martes, 22 de marzo de 2016

SI SE ROMPE LA BURBUJA , QUE NO SE HAGA DAÑO!

Antes de comenzar esta aportación que hago a SOCUÉLLAMOS DIGITAL os dejo con una breve explicación sobre cómo nació el combinado conocido como gin-tonic. He de decir que esta parte la he copiado y pegado:
“Para conocer el origen del gin-tonic debemos situarnos en la India del siglo XIX. En aquella época los colonos británicos tomaban quinina para evitar contagiarse de la malaria. Preparaban una mezcla con quinina extraída de los árboles de la fiebre, agua y aromatizantes. Más tarde, sustituyeron el agua por la soda, para hacerla más digerible, y crearon así la Indian Water Tonic. Finalmente, y después de ver que el sabor de la mezcla era extremadamente malo, le añadieron alcohol que habían traído de su tierra: la ginebra. Así nace el gin-tonic”.
Vaya, que no había quien se bebiese aquello sin adornarlo un poco. Y después de ponernos al día en el tema histórico ya sigo yo con mis ‘reflexiones anodinas’.
¿En serio?, ¿me quieres convencer de que echando la tónica a través de esa larga cuchara con el rabo largo y helicoidal no se pierde el gas carbónico de la tónica? ¿Tú te pinchas, o qué? Como diría Chicote: “Alucino pepinillos”.
Vamos a ver si nos centramos: si te gusta el gin-tonic (o cualquier otro combinado que lleve refresco con gas), si te gusta chispeante, añade el refresco al combinado con la boca de la botella lo más pegada al hielo posible. Y si, por el contrario, te gusta que no tenga mucho gas, añades el refresco desde más distancia para que pierda gas, y luego lo remueves un poco. Tampoco creo que haya que ir a Salamanca a aprender esto, es algo más bien de lógica, pero no me hagas tragar la película de la cucharilla larga. O como hacen otros, clavar un clavo en la chapa, ¡Sí sí sí, como os lo cuento! que yo es que ‘me espizco’ de las tontás que se han creado alrededor del mundillo del combinado, y más concretamente del gin-tonic.
Lo mejor fue preguntarle a un profesional de toa la vida: mi gran amigo Nieves. “Oye Jesús, ¿tú crees que eso de la cuchara vale pa algo?” Y me dijo: “¡Claro hombre, eso es para que no se rompa la burbuja...!”. Me quedé mirándolo con cara de ‘te han abducido los extraterrestres’… Entonces me echó una sonrisa y me dijo: “¡Bueno Javi, yo qué sé… pa que no se rompa… y si se rompe, pa que no se haga daño joder!”.
No hace tanto, os puedo decir que por allá en el año 1992, yo trabajaba en El Pilón, aquel mítico bar de mi amiguete Nemesio, y os puedo asegurar que se ponían copas como se suele decir en la zona ‘a’estajo’, y me atrevería a asegurar que no se vendíanmás de media docena de gin-tonics en el fin de semana y a lo mejor me he pasao.
La tónica no se la bebía ni el Tato y la patrocinaba un señor con gafas que salía en la tele y te decía: “¡Aprende a amar la tónica!”. Y es que había que tener cojones pa amaruna bebida tan amarga, solo la bebían las madres cuando tenían ‘mal cuerpo’.

 Y de las ginebras qué os voy a contar. Por aquella época como mucho existían cinco o seis tipos de ginebras comercialmente hablando: las nacionales Larios y Rives y las foráneas ‘Bifiter’ y Tankeray y casi casi, pare usted de contar. A día de hoy, he investigado un poco y hay más de 240 marcas de ginebras que se importan a nuestro país

El gin-tonic se lo solía beber el raro del pueblo o alguno que quería parecer uncultureta, porque era la bebida de los cuatro bohemios. Por otra parte, era un combinado que con el paso del tiempo se empezó a beber más habitualmente, perosiempre después del café, como digestivo, y antes de abrir la veda. Es decir, la gente se tomaba un gin-tonic pa hacer buen cuerpo y luego ya cambiaba a lo que generalmente se solía beber, que era whisky, o ponche o ginebra también, pero ya sin la tónica, casi siempre con limón o Pepsicola y ‘a vuelcabombona’, o sea como si se fuera a acabar el mundo.
Pero mira tú por dónde, en estos últimos diez o doce años, esto ha cambiado de una manera brutal, y yo creo que principalmente es por el sabor del mismo gin-tonic… ¿Que a qué sabe? A ná, bueno a ná de ná. A un gin-tonic si no le echas ningún complemento sabe ligeramente, muy ligeramente, al toque de la ginebra que utilices y al amargo de la tónica. Es un sabor amargo pero neutral, lo que lo hace idóneo para añadirle las más inimaginables esencias complementarias.
Al principio a alguien se le ocurrió añadirle en vez de la clásica corteza de limón, una corteza de lima, naranja o pomelo. Más tarde, algún visionario se atrevió con el aroma del refrescante pepino, y comenzaron con las especias: pimientas, canela, cardamomo, bolitas de enebro, ramitas de tomillo y romero (que te sabe el gin-tonic al día del Corpus), hojitas de laurel, pétalos de rosa… Y se abrió la veda con las frutas: frutos del bosque, bayas, fresas, manzana verde, mango. A alguna eminencia se le ocurrió destilar o macerar las ginebras con estas especies y aromas de frutas, y a otro espabilao se le pasó por la cabeza hacer lo mismo con las tónicas.
A los dueños de estas marcas se les ocurrió la brillante idea de confeccionar cartas de gin-tonics y los dueños de los bares acabaron montando cartas personalizadas y modificando locales a los que les cambiaba el nombre de bar o pub y les empezaron a poner ‘gintonería’… Y esto desvarió y desvarió y sigue desvariando, y lo que tenemos también es mucha ‘gin-tonnntería’, porque ¡agárrate que chispea!, resulta que ahora se ha creado un lenguaje que va de la mano de todo este mundejo… Las ‘rulajas’ de limón o de lima no se llaman ni ‘rulajas’, ni rodajas, ni cortezas. Ahora son ‘twist’. Sí sí, como os lo digo. Cortas la ‘corteceja’, le das media revuelta y eso es el ‘twist’.
Resultado de imagen de twist limonA las mil especias con las que destilar la ginebra, ahora se le llaman ‘botánicos’, y a todo esto hay que añadirle la liturgia, la importancia y la pomposidad para realizar el combinado en cuestión. Desde el enfriamiento de la copa, que se puede realizar desde mover cuatro cubitos dentro de ella hasta el espectacular enfriador de copas de nitrógeno que empieza a echar humo por todo su alma y ¡parece que va a salir de entre la copa la mismísima Rafaela Carrá!, pasando por los dosificadores de ginebra, el añadido de twist retorcido con una pinza especial o el vertido de la tónica a través de la cuchara larga. Y todo esto el camarer@ te lo tiene que hacer con una sonrisa, pero sin descojonarse, claro, que esto es una cosa muy seria, y más si después te va a costar la broma diez o doce boniatos.
El otro día me pedí un gin-tonic de una ginebra sevillana que se ha puesto muy de moda. Os voy a decir una cosa: ¡si a mí de pequeño mi madre me obliga a beberme una medicina con ese sabor, le monto un pollo del once! Pero ahí me tenéis bebiéndome la copa con cara de ‘qué rica está’… Sí, que qué rica está pero que no me voy a beber otra nunca.
Y es que, como además hay gente a la que no le gusta la tónica por el amargor, ya hay hasta tónicas que no están tan amargas, con lo cual la esencia del gin-tonic ha evolucionado tanto que ha acabado involucionando. Eso, o que soy yo el raro.
El caso es que personalmente, sin ser un gran amante de este combinado, hay días que sobre todo después de darme un homenaje de zampulleo de esos que a mi me gustan, me apetece pedirme uno, y lo pido de la siguiente manera: “Por favor ¿me pones una ginebra normal con tónica normal en vaso de tubo de toda la vida, con una ‘chulla’ de limón?” Y, claro, se me quedan mirando como diciendo: “¡Vaya un paleto éste!”.
Y para terminar, ¿habéis oído hablar de la deconstrucción del gin-tonic? (es un plato que se come). ¿Habéis oído hablar del turrón de gin-tonic, de la tarta de gin-tonic, el helado de gin-tonic, la gelatina y la mermelada de gin-tonic, y para rematar las croquetas de gin-tonic…? ¿Exagerado? Echarle un ojo a internet que todo esto es verídico.
Bueno ‘almas de cántaro’, os deseo un feliz Carnaval, y tomaros el gin-tonic como os venga en gana, que to esto que escribo es como decimos por aquí... ¡hablar por no callar!

No hay comentarios:

Publicar un comentario