martes, 22 de marzo de 2016

"LAS TETAS DE LA PREYSLER"

¿Bueno qué? ¿Superado el primer asalto? ¿Os habéis comido tó y os habéis bebido hasta la pez? ¿Todavía queda algún langostino por ahí suelto? Venga coméroslo ¡que va a empezar a oler ya! Como lo dejéis mas días es capaz de abrir el taper él solico e irse a vivir al rincón de abajo a la derecha, ese que nunca miráis, allí junto al limón incorrupto y seco del año 2014. La cena bien, imagino. Seguro que acabasteis hablando de política, discutiendo con el cuñao de turno ¿no? Venga, venga, que a mí no me engañáis hombre, que ya nos conocemos.
Bueno pues daros tiza que en menos de una semana y sin casi haber limpiado las tripas de la cena de Nochebuena, tenemos aquí la queridísima Nochevieja. Esta sí me gusta a mí, jajaja, vaya si me gusta. Venga no me engañéis… ¿Quién no ha llegao tostao alguna vez a la cena de Nochevieja? Bueno, algunos llegan tostaos todos los años, pero esos son caso aparte. Además, esto también va con la edad.
Pero ese ‘puntete’ de como que te has pasao tres cervezas, dos cubatas y la última copa de champán en el bar de toda la vida, ese bendito puntete, todos lo hemos llevado alguna vez a la cena de Nochevieja… Que llega uno ¡como pa cenar! Lo que tienes es ganas de acostarte, o en el peor de los casos, de morirte.
Y es que estás en el bar y cuando dices de irte ves a la amiga que llevas sin ver desde el día de tu boda y venga, dos besos, y cuéntame dónde andas hermosamía, que después de China y Tenerife te perdí la pista. Y haces otra intentona y aparece el primo lejano que ya te ha pedío un cubata y no te quedan más cojones que tomártelo. Y en la tercera intentona, ese amigo cansiiiiino que te engancha del traslape y te habla con la boca pegá a la oreja como si te fuera a sorber el tímpano cual caracol de la feria de Albacete. Y es que no se oye nada la conversación porque el dueño del bar se ha tomao cuatro cacharros tamién y le ha dao el subidón y te ha puesto la típica canción de ‘Un año más’ de Mecano a lo que da el amplificador, o sea, con la ruleta pa la derecha del tó y la regleta de la mesa pa arriba.
Es en ese momento en el que estás tan agustico cuando de repente se para la música del tó, así como en seco, y en ese mismo momento tú sueltas a voz en grito: “¡Venga, pon la última del año!”. Y te quedas solo, solooooo, ya se ha ido todo el mundo de golpe, se ha quedao el local vacío en menos tiempo que se persigna un cura loco, los camareros en vez de abridores tienen cepillos en las manos y te están barriendo los pies, literalmente. La madre del cordero, ooootra vez cerrando el bar hasta en Nochevieja, con casi los mismos de siempre…¿Y qué? ¿Y cuánto vale eso? Eso no tiene precio, pero eso sí, ¡a ti no hay quien te quite el puntete!, ¡estás tú ahora pa cordero en salsa!
Todo esto que os cuento a mí se me terminó el año que nació mi hijo, pero lo recuerdo y añoro con la misma intensidad y me gusta revivirlo, y sé que algunos os sentiréis identificados conmigo.
Y comienza la cena. La última cena del año y como siempre con bandejacas de condumio como si fueran a prohibir la comida al día siguiente. Así es que armaros de valor y venga otra vez con el jamón, el canapé de salmón, los patés y arreando con el corderazo ahí a tope-caldera. Y venga vino y venga alegría y venga también alguna ‘lloraera’ y algún mal rollo si alguno hace ‘vino de llorar’, y se acuerda de alguno que ‘falta’, que aquí como decía mi padre: “Esto está mu bien inventao hijo mío, y desde que naces ya llevas papeletas y cada año te dan un puñao más, seas rey o mendigo”.
Y cuando estás aún con el tiramisús en la boca resulta que se te han echao las doce encima y toca comerse las uvas. Esto es otra historia dentro de la historia. ¡Vamos a ver, que yo no tengo nada contra los alicantinos!,  ¡nadaaaa!, pero ¡que las uvas Vinalopó no te caben en la boca al ritmo de las campanas, a no ser que seas como yo,una trituradora humana!
Aquí en La Mancha siempre se han comido las uvas de la zona, de las que se guardaban ‘pa colgar’. Y esas uvejas colgás de septiembre a diciembre se quedan como las tetas de la Preysler sin silicona: ‘Engorruminás’. Esas uvas son ideales para las campanadas, pero las alicantinas son más gordas que las castañas de Carrizo. Te atragantas sí o sí y más si hay alguno haciéndote momios y risas.
Luego en la familia también está el típic@ que masca la granilla. ¡Nada, que no saben comer uvas! En plena Mancha, tiene delito eh. Y venga a ronchar granillas, con lo áspero que es eso. ¡Se trata de no pisar la uva con los dientes hasta el final, copón! ¡Que no es tan difícil! Pa los delicaetes del tó ya están las de bote, en almíbar, que digo yo: ¿habrá quien se coma esas uvas en Nochevieja? Y se ve que sí, porque en el súper de enfrente de mi casa llevan puestas más de un mes. Y luego están los que despiden el año con lacasitos gominolejas, ¡ahí ya ni me pronuncio!
Y ahora viene el gran dilema: ¿en qué canal se ven las campanadas? Cuando no teníamos nada más que la Televisión Española era casi lo mejor, porque no quedaba más remedio que verlo ahí. Pero aaaaamigo mío, ahora hay muchas opciones y seguro que en algunas casas hasta se discute por eso. Me imagino a alguna señora viendo las campanadas en la primera con ese hombre que toda madre soñaría por yerno (Ramón García) y el marido en la cocina en la tele pequeña viendo a la salá de la Pedroche en La Sexta con menos ropa que un niño Jesús… Ale ale, pa gustos colores.
Y hablando de gustos, lo que da gusto es ver es esa Puerta del Sol a reventar con la gente contenta, llena de alegría con esos gorros de Papá Noel, esos cuernos de reno con todos los extras: luces, brillantinas, etc. Esa imagen siempre la he visto en televisión y cuando tenía entre 18 y 28 años recuerdo que pensaba: “¡Qué envidia estar ahí!”. Entre los 29 y los 40 pensaba: “¡Que pereza ir ahí!”. Y este año, por ejemplo, y sintiéndolo mucho, pensaré: “¡Qué miedo estar ahí!”.
Es en ese momento en el que empiezan los nervios: tilintilintilintilin. Los cuartos (cuartos es lo que nos hacen falta, que la lotería no ha dao ni pa un café) y ya enseguida las campanadas; claaaan, claaaan. Y algún listo dice: ¡No, no, que eso son los cuartos! Venga ya hombreeeee y la gente ya se lía con los cuartos, los quintos y su puta madre. Algunos empiezan antes, otros llevan cuatro campanadas y no han empezado, otros se atragantan o empiezan a escupir granilla, a otros les da la risa o la tosiquera y alguno se va al baño a pegar la bocaná, la de las uvas no, la bocaná de los últimos cubatas del bar del amigo.
Pero cuando acaba toda esa emocionante y cómica liturgia en la que cambiamos de año, a casi todos se nos escapa una lagrimeja de emoción. Yo la tengo catalogá como la lagrimeja de que en el fondo somos ‘güena gente’, cada uno con nuestras caunás. Personas, tipejos, hombres, mujeres y locos bajitos mezclados en este fantástico paísque tanto trabajo nos va a costar, por mucho que nos empeñemos, en desmembrar y en echar abajo.
Y nada, a partir de ahora comienza la noche loca. En mi época de mocedad, con el bocao del turrón ya me estaba tomando un café en el Bloody y luego, o bien fiesta privada, o a la Tía ElisaDulce y recorrido de bar en bar hasta acabar en la churrería dePilar la churrera, frente a la esquina de Rogero, a las seis de la mañana, en estado fino filipino y con la corbata en la frente. Hoy en día, la gente jovenzuela, la muchachada (me gusta mucho ese palabro), sale a partir de las tres y media y se van a un local y hasta las seis no entran en los bares… Costumbres que cambian, generaciones que cambian, la finalidad la misma: beberse hasta el agua de los floreros y darle la bienvenida al nuevo año.
Bueno ya termino que me pongo mu cansino. Desde Socuéllamos Digital OS DESEO que vuestros sueños se cumplan porque, como dijo William Shakespeare, “un hombre que no se alimenta de sus sueños envejece pronto”. OS DESEO que realicéis vuestros viajes porque, como dijo Carlo Goldoni, “el que no sale nunca de su tierra está lleno de prejuicios”. OS DESEO mucha salud porque, como dijo Le Bouvier de Fontenelle, “la salud es la unidad que da valor a todos los ceros de la vida”. Y FINALMENTE OS DESEO ¡que os comáis y os bebáis to, que lo peor es morirse uno!... Esa frase es mía.
FELIZ 2016
PD: Desde aquí, y como me afecta directamente, quiero hacer un especial reconocimiento a toda esa gente que en ese último día y, sobre todo, en esas últimas horas del viejo y primeras horas del año nuevo, están trabajando para que todo esto rule. Médicos de guardia, enfermeros, gente que está de guardia como farmacias, bomberos, policías, Guardia Civil, recepcionistas, taxistas y, sobre todo, a esos a los que tanto admiro yo… ¡Mis benditos camareros! Haced el favorcico de no darles mucha guerra esa noche.

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